Hemos entrado en el año 2021 y el Ingreso Mínimo Vital (IMV) ha cumplido mas de 6 meses, y el balance hasta ahora no podemos decir que sea positivo.
Medio año después de que el Gobierno pusiese en marcha esta importante prestación, nos encontramos con una población muy descontenta con ella. Con la mayoría de las solicitudes de junio y julio aun sin tramitar, y con una sensación de desengaño en el aire.
¿Qué cambios planteaba el IMV?
El IMV llegó en junio pisando fuerte, nos anunciaron a bombo y platillo que la ayuda llegaba para garantizar los ingresos básicos para todas las familias, además en un plazo máximo de 3 meses.
Con esta prestación se buscaba complementarse con el resto de prestaciones similares, como las rentas mínimas autonómicas. Además de unificar el sistema de prestaciones estatal, para así garantizar unos ingresos mínimos dignos para todas aquellas personas que viviesen con carencias.
El Ingreso Mínimo Vital traía consigo un a serie de parámetros y requisitos mediante los cuales se cribaría a la población beneficiaria, de la que no. Estos requisitos se centrarían en el patrimonio y nivel de ingresos del solicitante y de su unidad familiar.
Hasta aquí, todo aparentemente claro y sencillo. Sin embargo, una vez los usuarios comenzaron a acceder a las solicitudes, llegaron los problemas.
Servicios colapsados
Desde un comienzo los servicios se atención a la ciudadanía estaban colapsados. Nos encontrábamos en estado de alarma, por lo que las entidades y organismos estaban cerrados al público, y no se atendía de manera presencial.
Es por eso que las líneas telefónicas siempre estaban saturadas, y la población no podían realizar sus consultas, o solicitar documentación que les era requerida.
Además, nos encontramos con que, el tramitar de manera online la solicitud no estaba al alcance de toda la población; gran parte de los usuarios potencialmente beneficiarios no tenían acceso a internet, no contaban con los recursos necesarios, o con los conocimientos imprescindibles para poder tramitar su solicitud a través de la web de la Seguridad Social.
Los usuarios encontraron grandes trabas a la hora de completar la solicitud; problemas para poder solicitar la documentación que se les pedía, campos a rellenar poco claros, dificultades para poder adjuntar toda la documentación en una solicitud por alcanzar el tope de megabytes, etc.
Si con todo esto recordamos que apenas se podía conseguir una cita presencial, y el colapso de las líneas telefónicas para poder consultar las dudas, el solicitar la prestación se volvía misión imposible para gran parte de la población.
Una prestación excluyente
Otro factor importante a tener en cuenta es que, una vez pudimos analizar el alcance real a la población conforme los requisitos establecidos. Nos pudimos dar cuenta de que se trataba de una ayuda excluyente y con muy poco alcance.
Muchas familias se encontraron con que tendrían que contar con ingresos casi nulos para poder acceder al IMV.
Incluso quedaban fuera prácticamente la mayoría de los colectivos más desfavorecidos. Como lo son los extranjeros en situación de irregularidad administrativa, las personas sin hogar o chabolistas, las personas que vivan solas o convivan en viviendas compartidas. Incluso aquellas parejas convivientes que no estuviesen casadas, o al menos, registradas como pareja de hecho.
No se entendía entonces aquella intención inicial del Gobierno de garantizar una renta mínima para todos aquellos que careciesen de los ingresos mínimos para cubrir los gastos básicos de una casa, alimentación e higiene.
Cuantías insuficientes
Gran parte de aquellos afortunados que conseguían atravesar el laberinto administrativo, y se les tramitaba “pronto” su expediente, se encontraron con una desilusión más: la cuantía que se les había concedido resultaba insuficiente.
Nos encontrábamos con cantidades tan irrisorias como lo eran las menores de 100 euros mensuales. Esos quizá eran los casos más extremos, aunque también nos encontrábamos con que familias debían sobrevivir con 300 o 400 euros al mes.
Es por ello que no cumplía con la característica de garantizar unos ingresos mínimos con los que cubrir las necesidades básicas. Ya que no llegaba para pagar un alquiler, o una hipoteca, más luz, agua y alimentación.
Expectativas demasiado altas
El mismo ministro José Luis Escrivá, reconoció en recientes declaraciones que quizá se crearon unas expectativas demasiado altas en cuanto al nivel de alcance de población y al ritmo de tramitación de expedientes.
Afirmó que era imposible llegar al casi millón de solicitudes recepcionadas en tan pocos meses, pero que estaban realizando todo lo que estaba en su mano. Por lo que consideraba que el IMV hasta el momento estaba resultando exitoso y positivo.
Modificaciones y ampliación de plazos
Llegando al límite del primer plazo establecido en el mes de septiembre, el Gobierno hizo una evaluación. Llegando a la conclusión de que habría que modificar varios parámetros para que tanto la solicitud como la tramitación fuese más sencilla y fluida. Además, se amplió tres meses más el plazo de tramitación y su carácter retroactivo, fijándose para final de año.
Es por ello que se rebajaron ciertos requisitos, como el de estar inscritos como demandantes de empleo, y se facilitó el poder revisar desde la propia administración tales documentos como el empadronamiento.
Se afirmó que con ello se daría un gran acelerón en la tramitación, que ya iba con 3 meses de retraso. Y que las familias llegarían al final del año con su expediente resuelto.
Errores y denegaciones masivas
En un intento por dar un acelerón a los expedientes pendientes, se han sucedido numerosas resoluciones erróneas, por las cuales han sido denegadas con motivos equivocados o que no corresponden con las características de esa unidad familiar.
También se detectaron denegaciones masivas, la mayoría debido al requisito de contar con los ingresos del año anterior, en lugar de los actuales. Requisito que a partir de este año nuevo habrá cambiado, pero que ya ha afectado a miles de solicitantes.
Comienzos de 2021
Hemos comenzado el nuevo año con tan sólo 160.000 familias con el IMV aprobado. Siguiendo a la espera unos 270.000 expedientes pendientes de tramitar según la seguridad social.
Se esperan numerosas reclamaciones por inconformidad con resoluciones denegadas o erróneas, además de nuevas solicitudes, tanto de personas que antes no la habían solicitado. Como de aquellas que habiéndolo solicitado, se les denegó por requisitos que ahora han sido modificados o por la posibilidad de calculo de ingresos de 2020.
En estos casos, tenemos la esperanza que esta vez se revise bien caso por caso, sin tener que esperar otros 6 meses para obtener respuesta.
Además, el ministro Escrivá anunció que para enero se realizaría una evaluación más profunda de las carencias y el escaso alcance que está teniendo la ayuda.
Se espera que se modifiquen los requisitos para que la población desfavorecida y afectada por la pandemia y la pésima situación laboral pueda acceder a esta renta.
También contamos con un sustancioso incremento en los presupuestos destinados al IMV, lo cual garantizaría la llegada a todas las personas con su solicitud aprobada. Incluso, se ha realizado un incremento del 1,8% en las cuantiás, gracias a los presupuestos generales del estado.
Desde el Gobierno aun no habiendo ampliado el plazo de resolucion y debido al colapso de la administración, han asegurado que no quedara ninguna solicitud sin respuesta. También aseveran que el proceso de tramitación está siendo cada vez más ágil, por lo que el tiempo de resolucion será cada vez más corto.
Nosotros quedamos a la espera de la evaluación de enero y, de los resultados prometidos esperamos, a corto plazo.