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En los últimos meses conseguir abaratar la factura de la luz ha pasado a ser una de nuestras principales preocupaciones, lo cual pasa por cambiar una serie de hábitos, como el que ha pedido a sus ciudadanos el Gobierno francés: bajar un grado la temperatura de la calefacción.
Aunque no sea sencillo aplicarlos, por comodidad, disponibilidad u otros factores, conviene prestarles atención ante la situación histórica que vive el mercado energético, ya que, si no todos siempre habrá algo que podamos hacer pasar no sufrir tanto con la factura eléctrica.
Consejos generales para el ahorro
El primero de ellos, consumir en la medida de lo posible dentro de los tramos valle. También es interesante ajustar lo máximo la potencia contratada, porque muchas veces se tiene más que la realmente utilizada.
Antes de la generalización de los contadores digitales era casi imposible para un usuario doméstico saber cuánta potencia eléctrica utilizaba. Pero con los nuevos dispositivos de medición todo el mundo puede acceder a esos datos.
Las distribuidoras ya ofrecen esa información en sus páginas web y aplicaciones móviles. Además, podemos informarnos para contratar otro tipo de tarifa que se ajuste más a nuestro estilo de vida.
Otra manera de rebajar el recibo eléctrico es usar los electrodomésticos de manera eficiente. Por ejemplo, eligiendo los programas que funcionan a temperaturas bajas en la lavadora o el lavavajillas, apagando las placas eléctricas o el horno antes de que acabe el tiempo de cocción para aprovechar el calor residual, o eliminar el ‘stand by’ para apagar del todo los aparatos.
A continuación, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) les ofrece las claves para un correcto uso de los electrodomésticos que permitan abaratar la factura de electricidad:
Las claves de la OCU para ahorrar en la factura
1. Usa los electrodomésticos de manera eficiente:
- Si tienes que cambiar algún electrodoméstico, busca aquellos con etiquetas energéticas A+, A++o A+++. Aunque su precio sea algo superior, a la larga salen más baratos porque recortan la factura de la luz.
- Carga al máximo la lavadora y el lavavajillas: ahorrarás más energía que con programas de media carga. Y recuerde que rara vez hace falta agua muy caliente: lavando la ropa a 40ºC en vez de a 60ºC puedes ahorrar hasta un 55% de energía.
- Seca la ropa al aire cuando sea posible. Si la metes en la secadora, procura que esté bien escurrida y sácala algo húmeda: así ahorrarás energía al planchar.
- En la cocina, la placa de inducción consume menos energía que las vitrocerámicas y el gas. Al cocinar también puedes ahorrar usando cacharros del diámetro adecuado y con tapa, aprovechando el calor residual de las cocinas eléctricas, recurriendo a la olla a presión…
- Atento al frigorífico: es el electrodoméstico que más consume. Si tu aparato tiene más de 12 años, es probable que esté al final de su vida útil y sea momento de cambiarlo. Si es así, no compres uno más grande de lo necesario. En cualquier caso, colócalo en un lugar fresco y regula su temperatura interior entre 3ºC y 7ºC (la del congelador entre -20º y -18ºC). Asegúrate de mantener la parte trasera ventilada y sin polvo. Conviene eliminar regularmente la escarcha y descongela. Bastan 3 milímetros para aumentar hasta un 30% el consumo de energía. Uno de los consejos más clásicos y que a veces no aplicamos es el de evitar en lo posible meter comida caliente. Ese sobreesfuerzo se traduce en más consumo energético. Si se cumplen estas pautas, el uso del frigorífico será eficiente y en buen estado puede suponer un ahorro del 40%, más de 250 euros al año.
2. Cuidado con el stand by
No dejes tus aparatos electrónicos en modo de espera o «stand by» y acuérdate de desenchufar los cargadores después de usarlos, ya que siguen consumiendo energía. Este falso apagado se come hasta un 10% de la factura eléctrica del conjunto de los hogares europeos. y también en tu casa: ese simple gesto te ahorrará un 10% del gasto, unos 60 euros al año.
3. Luz, mejor natural:
- Aprovecha al máximo la luz natural y la luminosidad ambiental que proporcionan los colores claros. Usa para cada actividad (leer, ver la tele, ambiente…) la luz adecuada y limpia con regularidad lámparas y bombillas. Puedes recortar un 25% tu factura. Apaga las luces que no estés usando: así puedes ahorrar hasta un 25% de tu factura.
- Las bombillas de bajo consumo cuestan más dinero, pero compensan: duran mucho más y en comparación con otro tipo de bombillas ayudan a ahorrar buena parte de la energía destinada a iluminación: cambiar las fluorescentes por un LED supone un ahorro del 50%. Si lo que cambias son bombillas incandescentes, sustituirlas por el LED supone un ahorro energético del 90% de la energía dedicada a la iluminación.
4. La casa, a la temperatura justa
Una temperatura de la casa adecuada se sitúa en torno a los 20 ºC en invierno y los 25 ºC en verano. Bajando la calefacción a 16º C durante la noche puedes consumir un 13% menos. Si haces lo mismo cuando la casa está vacía, el ahorro puede alcanzar el 24%. Si tienes termostato programable, diseña varios programas en función de la hora del día o de si vas a estar en casa.
Es importante valorar los métodos tradicionales: en invierno mantén las persianas enrolladas y las cortinas descorridas hasta que el sol se ponga; en verano usa toldos, persianas y cortinas para protegerte del calor. Un buen aislamiento ayuda a conservar el calor o el frío artificiales: revisa la carpintería de puertas y ventanas, así como los cajetines de las persianas. Cubre las rendijas por las que pueda haber escapes. Si puedes permitírtelo, plantéate una pequeña obra para aislar mejor las paredes e instalar ventanas con doble cristal.