Estando de baja por depresión o ansiedad ¿me pueden despedir?
Como solicitar la incapacidad permanente por depresión
Una sociedad sobrepasada por los prejuicios
Quizás al principio no te dieras cuenta, era algo tan sutil entremezclado con el cansancio del día a día que al principio paso desapercibido. Sin embargo, te notas diferente, el tiempo pasa y poco a poco te vas hundiendo, te vas alejando de la persona que eras, cada vez te sientes un poco más perdida o perdido, triste y sin energía. Llega un punto en el que te bloqueas, en el que sientes que te estás ahogando y todo se oscurece.
Las cosas que antes parecían sencillas ahora resultan complicadas. El simple hecho de poder levantarte de la cama cada mañana se convierte en una lucha diaria. Y te preguntas: ¿Qué me está ocurriendo?
Las personas que sufrimos o hemos sufrido depresión nos sentimos en las mayorías de los casos pérdidas, solas, incomprendidas y a la vez culpables, sin saber a quién acudir o cómo explicar lo que nos está ocurriendo. Por si esto no diera suficiente miedo además vivimos en una sociedad que no nos lo pone nada fácil.
Nuestras creencias sociales están construidas de tal manera que pedir ayuda o admitir que no te encuentras psicológicamente bien, parece que está mal visto o muestra debilidad. Y no sé vosotros y vosotras qué pensáis… pero yo no lo soporto más. Por eso, antes de seguir quiero decirte que si no te encuentras bien, no pasa absolutamente nada. No eres raro o rara, eres simplemente una persona humana, que siente y que no siempre puede estar bien.
Tenemos que cambiar nuestra visión del dolor
No podemos seguir pensando que el dolor físico prima por encima del malestar psicológico o del dolor emocional. Tenemos que cambiar nuestra visión del dolor, una persona que sufre depresión no está en condiciones para trabajar al igual que no lo está una persona que acaba de ser operada. No podemos seguir permitiendo que la salud mental esté relegada a un segundo o tercer plano, porque nuestro bienestar depende de ella.
Puede que no entiendas la importancia de hablar de esto, pero te aseguro que destruir tabúes y hablar, salva vidas. Para que te des cuenta de lo necesario que es hablar de depresión te contaré que España es el cuarto país de Europa con más casos de depresión. Más de dos millones de personas en nuestro país están sufriendo y necesitan ayuda.
Una estadística preocupante
Si analizamos los datos reflejados por las encuestas nacionales de salud, nos encontramos con que la depresión afecta más a las mujeres. Por supuesto, esto no debemos entenderlo como un síntoma de debilidad sino como una muestra más de la desigualdad social que sufrimos las mujeres.
A pesar de los avances que hemos hecho como sociedad, seguimos encontrándonos con que las mujeres siguen teniendo la imposición social de ser cuidadoras, de tener que poder ser madres (sin tener en cuenta si queremos o no, si podemos o no…), amas de casa y además las mejores profesionales en el ámbito laboral. Vivir con toda esta presión, es más que entendible que pueda derivar en trastornos de ansiedad y depresión.
Es verdad también, que hay ciertos factores tanto para hombres como para mujeres que pueden predisponer su aparición como la pobreza, el desempleo o algunos hábitos no saludables como el consumo de drogas, tabaco y/o alcohol. E indudablemente, la pandemia ha afectado de forma significativa a nuestra salud mental.
El estudio sobre “Malestar psicológico derivado de la COVID-19 en la segunda ola”, realizado por Sonae Sierra y el Consejo General de la Psicología de España (COP), refleja que 1 de cada 4 españoles/as presenta síntomas relacionados con la depresión y 1 de cada 3, sintomatología relacionada con la ansiedad, como la tensión o la angustia.
Por último, otro dato que no podemos dejar pasar, es el de población infantil, y es que según los datos recabados por la Organización Mundial de la Salud un 2% de los niños de 6 a 12 años sufre depresión, y en el caso de los preadolescentes de 12 a 14 años oscila entre el 4 y el 6%.
¿Pero, que es la depresión?
La depresión, explicada de forma muy resumida y sencilla, es un trastorno mental muy común donde la persona experimenta tristeza, pérdida de interés o placer, sintiéndose decaída además de otras sintomatologías durante un período de más de dos semanas.
Si después de leer esta información te sientes identificado o identificada, por favor no cometas el error de auto diagnosticarte y buscar información en fuentes no fiables, busca ayuda profesional porque te prometo que de verdad hay personas que pueden ayudarte.
El apoyo es fundamental
Por otro lado, si te encuentras acompañando a una persona con depresión, puede que te esté resultando difícil y es normal que al principio estés perdido/a. Lo mejor que puedes hacer es apoyar a la persona para que pida ayuda profesional si no lo ha hecho aún e informarte sobre el trastorno mediante fuentes fiables.
De esta manera, podrás entender un poco mejor lo que la otra persona está padeciendo. Asimismo, es importante que escuches sin juzgar, que respetes los sentimientos de la otra persona y no los minimices, aunque en ocasiones no los comprendas.
Falta de recursos
Por desgracia, no solo los tabúes y el estigma social sobre la salud mental es un obstáculo en nuestra sociedad también nos encontramos con otra dura realidad: la falta de recursos.
Actualmente, las personas que necesitan terapia psicológica se ven en la siguiente encrucijada ¿pagar o esperar? Este es el dilema en el que se encuentra muchísimas personas en nuestro país: ¿Pagar una atención privada o esperar por qué me atiendan cada seis meses? Este conflicto es la consecuencia de tener en la sanidad pública una ratio de seis psicólogos/as por cada 100.000 habitantes. Aunque no debemos olvidar, que otra gran parte de la población ni siquiera pueden plantearse más opciones que esperar porque no tienen los recursos económicos como para poder pagar una consulta privada.
La Salud Mental no es juego, ni algo que podamos dejar para otro momento. Debe ser una prioridad en la agenda política, además de estar presente en el ámbito educativo, visibilizada en nuestra sociedad y por supuesto, nuestro sistema sanitario tiene que ofrecer recursos de salud mental gratuitos que tengan el número suficiente de profesionales cualificados para poder cubrir la demanda de la población actual.