La crisis por el coronavirus no se reduce al contagio con el virus o a la crisis económica derivada de las restricciones, existe un grave perjuicio en el estado de nuestra salud mental.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha establecido un término que engloba los síntomas producidos por el estado de alarma por la Covid: fatiga pandémica.
Se trata de una realidad de la que la mayoría somos conscientes y sufridores, en mayor o menor medida. Aunque pueda sorprender, los adolescentes son el grupo de edad que más lo está padeciendo, después de sanitarios y ancianos.
Desde las consultas y clínicas psicológicas y psiquiátricas se está detectando una mayor tasa de citas de personas entre 10 y 19 años con una patología asociada. Aumentando casi en un 50% desde que comenzó la pandemia, y eso solo teniendo en cuenta al porcentaje que pide ayuda, no llega a ser ni de lejos el total de quienes lo padecen.
Estamos viendo conforme va pasando el tiempo, más chicos y chicas van teniendo estos síntomas, y muchos que se adaptaron bien al principio van notando el desánimo tras tantos meses.
A lo que se denomina fatiga pandémica, se le pueden haber añadido problemas económicos por la pérdida de trabajo de los padres, el no poder relacionarse con normalidad, o sufrir casos cercanos de contagios del virus. La sensación de incertidumbre genera mucha indefensión, sienten que se están perdiendo muchas cosas, y eso les genera frustración y desánimo.
Síntomas habituales
Es posible que la causa de este trastorno sea común: la crisis por la pandemia, sin embargo, la manera en la que nuestra salud mental se ve afectada y el modo en que lo exterioriza, puede ser muy diferente.
Los síntomas que pueden manifestarse son los siguientes:
- Irritabilidad
- Dolores de cabeza
- Migrañas, jaquecas
- Insomnio
- Sentimientos de culpa
- Apatía y desánimo
- Aislamiento
- Baja motivación
- Preocupaciones persistentes
- Ansiedad
- Cefaleas tensionales
- Bruxismo
- Mal humor
- Tristeza
- Negatividad
- Depresión
El problema viene cuando estos síntomas se dan en adolescentes, ya que, algunos de estos síntomas son característicos y propios de la edad. Estos pueden camuflarse y no asociarse a la situación que estamos viviendo por el coronavirus.
Sobrexposición a los dispositivos tecnológicos
Estos síntomas se pueden ver agravados debido a la sobreexposición tecnológica, a los cambios de rutina y a la falta de descanso durante la noche. Lo normal a estas edades (y en la población en general), es que pasen muchas horas frente a la pantalla. Ya sea el móvil, una Tablet o un ordenador.
Las clases online han aumentado este factor, que, aunque sea necesario, no deja de ser perjudicial el aumento de horas frente a una pantalla, aumentando la fatiga y tensión ocular o los dolores de cabeza. Si a esto le sumamos la tendencia a usar los teléfonos móviles hasta altas horas de la noche, tenemos unos cuantos desencadenantes del insomnio y al insuficiente descanso durante la noche.
Cómo prevenir y tratar esta situación
Si a las clases online desde casa, le añadimos los periodos de confinamiento y los días que en muchos centros educativos se han establecido para que los estudiantes no acudan de manera presencial. Tenemos como resultado una reducción considerable de la actividad física, además de una alteración de las rutinas establecidas que tan necesarias son en etapas tan caóticas como la adolescencia.
Para hacer frente a esta problemática, podemos seguir las siguientes pautas recomendadas:
- Durante los periodos de confinamiento, intentar mantener unos hábitos más o menos rutinarios.
- Levantarse temprano y no acostarse muy tarde.
- Realizar al menos, un par de actividades productivas durante el día.
- Realizar actividades físicas de cualquier tipo o naturaleza.
- Controlar en cierto modo la información que reciben, y evitar que estén continuamente recibiendo noticias, cifras y datos de contagios o fallecimientos.
- Tratar que haya todos los días un momento reservado a preguntarles cómo les ha ido el día.
- Contactar con un profesional si se considera necesario, una simple consulta con un psicólogo nos puede ayudar y orientar de muchas maneras para poder afrontar este tema.
Toda esta situación se puede aplicar a cualquier grupo de población, desde los más pequeños hasta nuestros mayores. Todos estamos sufriendo esta pandemia de un modo u otro y es necesario, que estemos atentos a lo que les ocurre a nuestros seres queridos. Ya que, en muchas ocasiones, podemos pasar por alto, que necesiten nuestro apoyo.