Cuando llueve, no solo los coches deben tener cuidado al circular, sino también los peatones que caminan por las aceras o cruzan los pasos de cebra: un resbalón, que acabemos con medio zapato metido en un charco… son algunos de los problemas a los que se pueden enfrentar, pero no es único, ya que si un vehículo pasa a nuestro lado a cierta velocidad puede empaparnos de pies a cabeza.
Si bien esto en principio no es como un accidente, es una situación bastante incómoda para quien ha acabado calado, pero que también puede resultar en una sanción para la persona que conducía el coche que nos ha dejado en ese estado. Esto es algo desconocido por muchos, pero debemos saber que la Dirección General de Tráfico (DGT) lo tiene contemplado en su reglamento, advirtiendo a los conductores acerca de un comportamiento que demuestra su falta de civismo y de despreocupación por lo que pasa a su alrededor.
Veamos en este artículo los motivos por los que el hecho de salpicar a un peatón cuando camina por la calle puede suponer una importante multa para la persona que conduce el coche, así como a las sanciones a las que se puede enfrentar por haber hecho esto.
La ley que protege a los peatones ante estas situaciones
No hace falta remarcarlo, pero el Reglamento General de Circulación tiene muy claro que los peatones son los usuarios más vulnerables que nos podemos encontrar en la vía, por lo que tienen bastantes normas que lo protegen específicamente ante ciertos hechos o problemas. En concreto, lo que nos ocupa en este artículo lo podemos encontrar en su artículo 2, en cuyo texto se expone lo siguiente: “los usuarios de la vía están obligados a comportarse de forma que no entorpezcan indebidamente la circulación ni causen peligro, perjuicios o molestias innecesarias a las personas, o daños a los bienes”.
¿Qué quiere decir esto? Que cualquier acción que suponga un perjuicio que se haya podido evitar para un peatón es motivo de sanción, algo en lo que puede entrar precisamente el hecho de que un coche que esté circulando muy pegado a una acera pase por encima de un charco y cale a una persona, ya que esto se podría evitar reduciendo la velocidad o teniendo ciertas precauciones extra a la hora de conducir.
Es por ello que la DGT recuerda que, sobre todo debido a los días que estamos pasando en media España con tanta lluvia, hay que tener siempre mucha responsabilidad y respeto al resto de usuarios que circulan por la vía, sobre todo en lo que respecta a los peatones debido a la extrema vulnerabilidad que estos tienen en este lugar.
La multa que te puede caer si salpicas a un peatón
Si bien la infracción a la que se puede enfrentar el conductor es catalogada como leve por la DGT, tendrás que abonar una multa, tal y como aparece en el artículo 46 del Reglamento de Circulación señala que el conductor debe moderar la velocidad “cuando pueda salpicarse o proyectarse agua, gravilla u otras materias a los demás usuarios de la vía”.
Si esto es observado por un agente de tráfico, el cual considera que la velocidad a la que circulaba el conductor no era la adecuada y que esto ha sido el origen de la salpicadura ya que no ha tenido en cuenta las condiciones de la vía, este podrá sancionar a la persona que dirigía ese vehículo. Todo esto será siempre bajo los criterios de dicho agente que impone la multa, el cual deberá justificar en ella que la molestia que ha provocado en el peatón sí se podría haber evitado. La sanción resultante de esto es de 80 euros, aunque no conlleva la pérdida de puntos en el carnet.