La evolución es clave en el día a día y en todos los ámbitos de la vida. Lo que ayer era una novedad, hoy es lo habitual y se quedará obsoleto mañana. Ha pasado a lo largo de la historia y seguirá así, es un cambio continuo y siempre buscando innovar. Esto conlleva que haya ganadores y vencidos. Entre los últimos pronto estará el hidrógeno, que está muy cerca de claudicar. El mercado automovilístico le está dando la espalda y ahora expertos y economistas piden a las autoridades europeas que se centren definitivamente en el movilidad eléctrica.
Desde siempre, el hidrógeno se ha considerado como una de las mejores alternativas para reducir el impacto ambiental que produce el tráfico. El motivo es porque el elemento más abundante del universo tiene grandes capacidades como combustible, es una fuente inagotable de energía limpia y respetuosa. Pero tiene muchos inconvenientes, muchos más que beneficios:
- Es tan volátil que siempre está asociado a algún otro compuesto.
- Su disociación es extremadamente costosa en cuanto a niveles de energía se refiere.
- Consume más energía de la que suministra.
- El proceso es complejo y caro.
- Todavía no se ha encontrado una solución fiable y barata de generar hidrógeno verde.
El fin del hidrógeno: Alemania y Francia apuestan por los camiones 100% eléctricos
El hidrógeno explota con facilidad, por lo que es muy peligroso utilizarlo como combustible. Además, los tanques de almacenamiento requieren especificaciones muy exigentes que encarecen su construcción y en caso de accidente pueden generarse grandes problemas. Por ello son pocos los turismos que usan o han usado el hidrógeno como fuente e alimentación y cada vez hay menos estaciones de hidrógeno repartidas por Europa, pues muchas empresas han abandonado el mercado.
Al ser un sistema costoso, en países como Alemania y Francia se ha pedido a los gobiernos que adopten un enfoque común para el transporte de mercancías. Lo que se le pide concretamente es que se centren en los camiones eléctricos y no en los de hidrógeno. Una petición que puede ser la que dé el golpe definitivo al hidrógeno como combustible limpio alternativo y se lo darían Alemania y Francia, que son las dos mayores potencias económicas de la Unión Europea. Además, Alemania es el mayor productor de automóviles del viejo continente y Francia es el tercero.
Viendo qué países piden un cambio, las declaraciones adquieren tanta importancia. Los economistas, que tomaron el mando, aseguran que la diversidad de estrategias dificulta la mejora tecnológica. Su apuesta es la electricidad, que está mucho más adelantada al hidrógeno y es por ello que Europa debe centrarse en los camiones eléctricos al igual que en su momento lo hizo con el VHS o el CD como fórmulas ganadoras.
La opinión de los que piden un cambio es que cuanto más se retrase el centrarse en la electromovilidad, más costosa será su adaptación. El mensaje parece que se ha entendido, porque aunque son pocos, los camiones eléctricos que circulan por Europa son más que los que están movidos por el hidrógeno. Pero queda todavía mucho por hacer en este aspecto.
Aunque queda numerosos incentivos de los gobiernos para promover el desarrollo paralelo de infraestructuras de vehículos eléctricos de hidrógeno y de batería, el estudio es contundente al decantarse por la opción ganadora: “Las políticas deben centrarse en los camiones eléctricos de batería (BET) ya que representan la tecnología más madura y lista para el mercado en el transporte de mercancías por carretera”, considera el Consejo de Económicos Expertos Franco-Germanos (FGCEE). Por lo tanto, “para impulsar el uso de los BET, se debe utilizar la financiación pública para acelerar el despliegue de redes de carga rápida en los principales corredores y en depósitos privados”.