Adiós a los ahorros: multas de hasta 100.000 euros por este pequeño gesto que muchos hacen en casa

Aunque se pueda pensar que muchas de las cosas que se hacen dentro de casa están fuera de la regulación, nada de eso. Por muy pequeño e insignificante que sea, puede estar legislado y su incumplimiento, aunque sea por desconocimiento, puede conllevar serios problemas legales y económicos. Y es que un gesto tan habitual en muchas casas, como poco recomendable, es el de arrojar por el fregadero el aceite que ha sobrado de la fritura. Cuando hacemos esto no sólo estamos dañando el medioambiente, corre riesgo nuestro bolsillo ya que la sanción puede ser de hasta 100.000 euros.

Lo que haces en casa y que está castigado por la ley

La normativa actual recoge este simple gesto, el de tirar por el fregadero aceite que ha sobrado tras cocinar, como una violación de la ley y está catalogada como infracción grave. Así lo ve el artículo 108 de la Ley 7/2022 de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, que califica esta acción como sancionable porque, aunque no sea un residuo peligrosos, sí es altamente contaminante.

En el artículo se incluyen como violaciones de la norma el abandono de residuos, incluyendo basura dispersa, o el vertido de residuos no peligrosos de manera incontrolada aunque no ponga en grave riesgo la salud de las personas o daños graves en el medioambiente.

La sanción a la que una persona se enfrenta

La multa mínima por verter aceite usado por el fregadero es de 2.001 euros, pero puede llegar hasta los 100.000 euros en casos de extrema gravedad. El importe varía según la cantidad que se vierta, si hay reincidencia o si los daños medioambientales son significativos. Se trata de una sanción desconocida para muchas personas, pero es un comportamiento que hay que denunciar cuando se detecta, especialmente en comunidades de vecinos o locales comerciales.

Más allá del riesgo legal, encontramos un problema estructura que afecta a todos. El aceite es un producto que bloquea las tuberías, se solidifica y forma las temidas bolas de grasa que atascan las redes de saneamiento urbano. De acuerdo a los datos obtenidos de la Unión Europea, el coste de solucionar este problema es de 90 millones de euros año.

El impacto medioambiental es todavía más preocupante ya que un solo litro de aceite usado puede contaminar hasta 1.000 litros de agua. Cuando este residuo llega a los ríos, acuíferos o al mar, impide la oxigenación del agua y pone en riesgo la vida acuática, es un daño silencioso pero devastador.

En nuestro país, al año se generan cerca de 350 millones de litros de aceite de cocina, unos 10 por persona. Mientras que el sector de la hostelería se recicla cerca del 72%, en los hogares apenas se alcanza el 5%, lo que refleja una falta de concienciación de la ciudadanía. La falta de información y la ausencia de costumbre son los principales obstáculos.

¿Qué hacer con el aceite una vez utilizado?

La normativa es clara y sencilla, hay que dejarlo enfriar y guardarlo en una botella o recipiente bien cerrado, si es de plástico mucho mejor. Se debe evitar la mezcla con agua o restos de comida, es algo fundamental. Cuando se haya acumulado suficiente, hay que llevarlo a un punto limpio o a las contenedores naranjas que han habilitado muchos ayuntamientos e incluso hay en determinadas gasolineras.

Reciclar el aceite no es sólo algo que hay que hacer para evitar multas y daños, también tiene un gran valor económico y ambiental para la sociedad en su conjunto. El residuo se puede transformar en biocombustibles como el biodiésel, que emite hasta un 90% menos de CO2 que los combustibles fósiles. También se emplea para fabricar jabones, detergentes, fertilizantes, pinturas o incluso materiales para carreteras.