Una herencia inesperada y una relación que duró solo 24 días, eso es lo que ha terminado resolviendo el Tribunal Supremo de Australia, tras examinar el caso de Lionel Cox, un jubilado sin familiares directos que decidió dejar los 930.000 euros de su patrimonio a su enfermera. Sin embargo, el máximo órgano judicial del país ha declarado nulo ese testamento, obligando a la mujer a devolver más de medio millón de euros de la herencia por considerar que existió una influencia indebida en la elaboración del documento.
El motivo principal de la sentencia rse encuentra en las sospechas de que la enfermera, Abha Kumar, aprovechó la situación de vulnerabilidad del paciente para redactar un testamento a su favor, sin las debidas garantías ni plena conciencia por parte del jubilado. Aunque legalmente es posible dejar una herencia a una persona sin lazos familiares, este caso nos muestra lo frágil que puede ser la línea entre un acto voluntario y uno inducido.
Cómo se gestó la herencia que terminó en los tribunales
Lionel Cox tenía 92 años cuando ingresó en la residencia Cambridge House de Collingwood, Australia. No tenía hijos ni parientes cercanos y su estado de salud, según los informes, era frágil; un contexto en el cual conoció a Kumar, la enfermera del centro, quien tras saber que el anciano no había otorgado testamento alguno, se encargó de facilitarle un modelo y conseguir testigos para firmarlo. En ese escrito, no solo era ella la única beneficiaria de la herencia, sino que además fue designada como ejecutora del testamento.
La situación creció y fue aún más sospechosa cuando se supo que Kumar gestionó el certificado de defunción, accedió a las llaves de la casa del difunto y asumió el control del patrimonio apenas falleció, es decir, unas semanas después de conocerse. El primo del jubilado, Geoffrey, presentó una demanda alegando que su familiar no habría tomado una decisión tan relevante en tan poco tiempo y sin estar en plenas facultades.
Qué dice el Supremo y qué implicaciones tiene sobre la herencia
Después de esto, el Tribunal Supremo le dio la razón a la familia, algo que hizo que que Kumar, la enfermera, tuviera que devolver el equivalente a 510.000 euros, cantidad que es lo quedaba en la herencia. La sentencia ha cuestionado abiertamente cómo se hizo el testamento, indicando en la misma que no se respetó la independencia del testador, vulnerando de este modo ciertos principios que son necesarios a la hora de hacer este trámite, como lo son la voluntariedad y el discernimiento.
Pero esto no solo ha tenido implicaciones económicas para la enfermera, ya que esta ha perdido su licencia profesional años después por este hecho.
Este caso, lógicamente, ha abierto un debate que es cada vez más común, y es de lo que pasa con la herencia de alguien mayor que no cuenta con una red familiar que lo cuide y que se preocupe de él, haciendo que dependa de terceras personas para su cuidado, las cuales pueden no actuar siempre de buena fe. Aunque no haya ninguna ley que prohíba que la herencia de estas vaya a terceros que no tengan un lazo familiar directo, sí que se pone el foco en las herramientas empleadas para cerciorarse de que esta decisión tan importante se ha tomado de forma libre, transparente y sin presiones externas.
Qué nos puede enseñar este caso
Uno de los primeros consejos que podemos aprender de este caso es que acudamos siempre a un profesional, ya sea un notario o un abogado, cuando se redacta un testamento, ya que la presencia de estos garantiza que se cumplan con todo lo necesario y que haya constancia de la voluntad del testador.
También es aconsejable compartir con familiares o personas de confianza que se ha redactado un testamento, para evitar que surjan sorpresas tras el fallecimiento. Y si la persona tiene algún deterioro cognitivo, es recomendable que un médico certifique su capacidad para firmar documentos de este tipo, algo que luego puede resultar clave en caso de impugnación judicial.