Ni sushi ni hamburguesa: un repartidor de Glovo desvela la sorprendente petición que le hizo una clienta

Si pensabas que la mayor excentricidad o rareza que puede vivir un repartidor de Glovo es entregar un pedido de sushi o unas hamburguesas a medianoche, espera a leer la petición que recibió Alex, repartidor de Glovo en Cádiz, y la cual dejó alucinados a miles de personas en TikTok. Y es que una clienta le pidió que, ya de paso, le bajara la bolsa de basura. Sí, como lo lees, ya que esta mujer, no contenta con encargarle la cena, decidió que el repartidor de Glovo también podía encargarse de sacar sus desperdicios, un favorcito que, según él mismo explica, no era ni siquiera la primera vez que se lo pedía.

El repartidor de Glovo grabó la escena en un vídeo que se ha hecho viral y que ya cuenta con más de 25.000 reproducciones en apenas unas horas. El motivo no es otro que la frontera entre lo que hace un repartidor de Glovo y lo que hace un asistente personal no siempre queda clara, aunque lo cierto es que la mayoría opina que llevar la basura ya roza el abuso. La historia, contada casi en directo por el propio rider, demuestra hasta qué punto el trabajo en plataformas se ha convertido a veces en un “vale para todo”.

¿Qué se puede pedir realmente a un repartidor de Glovo?

Aunque a muchos de nosotros nos resulte algo bastante lógico, podemos ir a la normativa de la propia compañía y ver que sus riders no tienen ninguna obligación de recoger basuras ni hacer recados domésticos que no estén relacionados con la entrega de productos. En el Real Decreto-Ley 9/2021, conocido como Ley Rider, se regula que la función de estos trabajadores debe limitarse al transporte de mercancías, especialmente de alimentos o artículos de consumo, pero en ningún caso residuos u objetos fuera del pedido que se ha hecho a través de la plataforma.

En este punto entra el hecho de que en estas plataformas, se puede premiar a los repartidores mediante valoraciones y propinas, siendo esto último algo que pesa bastante, por lo que muchas veces acceden a este tipo de encargos que quedan fuera de sus obligaciones por el simple hecho de no parecer un borde o poco amable y que esto repercuta negativamente en los aspectos mencionados.

En el vídeo, el repartidor de Glovo confiesa que no se sintió cómodo rechazando la petición, pero que le resulta “surrealista” que alguien piense que por pagar una cena tiene derecho a convertir al repartidor de Glovo en su conserje particular.

Y no le falta razón, aunque tal y como pasa en muchos casos, la gente que ha visto este vídeo han comentado la jugada con humor y algo de indignación, señalando que hay personas con mucho morro y que la excusa de que “la señora de la limpieza no pudo” no justifica aprovecharse de un trabajador. Algunos comentarios incluso proponían soluciones para salir del paso, como responder que, al ser una persona que se encarga de llevar alimentos, no debería residuos por miedo a contaminar su futura carga.

Legalmente, un repartidor de Glovo puede y debe negarse a realizar encargos que no estén dentro de su actividad, porque además de no estar pagados, podrían implicar riesgos laborales, ya que aunque a nosotros nos parezca poca cosa, manipular bolsas de basura puede implicar cortes, exposición a productos peligrosos o sobrecarga de peso inesperada ya que no sabe exactamente que hay dentro de ellas, algo que no está previsto en su seguro de accidentes. Por eso, aunque algunos en redes defendían la posibilidad de ayudar si la clienta fuera mayor o con movilidad reducida, el propio repartidor de Glovo aclaró que este no era el caso, sino más bien una cuestión de comodidad y de pasotismo extremo.