Son muchas las personas que pelean en su día a día con la ansiedad, una reacción de temor y estrés ante circunstancias diversas que pueden derivar en un trastorno si es duradera en el tiempo. Si se diese esta situación, podría ser motivo incluso de la concesión de una pensión de incapacidad permanente si se acredita que tiene un “carácter crónico y recurrente” y la Seguridad Social confirma que “se han agotado las posibilidades terapéuticas”.
Las pensiones de incapacidad permanente, las terceras que más se abonan del sistema tras las de jubilación y viudedad, se pagan a aquellas personas que sufren una afectación directa por enfermedad, dolencia o lesión que les incapacita para determinados aspectos de su vida cotidiana y/o laboral. Entre sus múltiples causas también se encuentran los casos de trastornos por ansiedad.
Los requisitos para obtener la pensión por ansiedad
Desde el despacho Campmany Abogados, especialistas estos asuntos, se asegura en su página web que desde la Seguridad Social se conceden estas pensiones a pacientes que sufren ansiedad siempre que se acredite que “ha pasado a tener carácter crónico y recurrente” y además explica que es necesario que el organismo del gobierno se cerciore de que “se han agotado las posibilidades terapéuticas”.
En el proceso de concesión de la pensión de incapacidad permanente con motivo de un trastorno de ansiedad, el paciente tendrá que pasar por todos los trámites habituales, incluido un tribunal médico con muchísima importancia en el proceso. La decisión definitiva recaerá sobre la dirección provincial de la Seguridad Social correspondiente.
Las profesiones con estrés y máxima concentración
Desde la firma de abogados se dice que se otorgan pensiones de incapacidad permanente total en casos en los que los trabajadores con profesiones que representan “un riesgo para terceros”, como personas que van armadas, conductores de transportes de mercancías o viajeros. Es decir, en profesionales con altos niveles de estrés y concentración.
La pensión de incapacidad permanente puede ser en el grado de absoluta si la ansiedad es crónica y ya se han agotado todos los tratamientos disponibles, momento en el que se considera que la persona trabajadora está incapacitada para desarrollar cualquier tarea.
Aunque es poco frecuente, la gran incapacidad se concede por ansiedad. En Campmany Abogados aseguran que esto “no es usual”, pero puede darse en pacientes que necesitan de supervisión para que se tomen medicación o para evitar que se inflijan lesiones.
Reconocido en varias sentencias
El bufete de abogados aporta varias sentencias en las que se ha conseguido la concesión de pensiones de incapacidad permanente a trabajadores por ansiedad:
- En el caso de un trabajador que sufrió un accidente de tráfico y cuyas consecuencias provocaron un cuadro de ansiedad unido a otras lesiones físicas importantes, que provocaron la pensión de incapacidad permanente total.
- A una trabajadora que sufrió un cuadro agudo de ansiedad y fenómenos de despersonalización después de las secuelas provocadas tras dos intervenciones quirúrgicas en el contexto de un diagnóstico de fibromialgia. También se otorgó una incapacidad permanente total.
Diferencias entre la incapacidad permanente y la absoluta
La diferencia entre una y otra es clave porque su cuantía es mayor conforme el grado de la pensión se incrementa: la cuantía de la pensión de incapacidad permanente total es del 55% de la base reguladora y la de la absoluta es del 100%.
La diferencia económica entre una y otra viene motivada por que la total permite al trabajador compatibilizar el cobro de la pensión con un sueldo de una tarea o profesión diferente a la que ha limitado la enfermedad o dolencia, mientras que la absoluta incapacita para cualquier profesión u oficio.
Hola estoy pasando por muy mal momento. Y mi médica no quiere derivarse al psicólogo