Qué es la “calma activa” y cómo cultivarla: estos son los consejos de un experto que te ayudarán en tu día a día

Quizás no lo hayas oído nunca, pero existe un concepto denominado “calma activa” y que se refiere a “actuar desde la presencia, sin desconectarse de la vida cotidiana pero evitando que el ruido externo nos arrastre”, tal y como explica el experto y divulgador Miguel Navarro. Y es que esta nueva forma de ver la vida no es una idea tan abstracta como pueda parecer, un término vacío o una moda pasajera, sino algo que a muchos de nosotros, sobre todo debido a las circunstancias que nos rodean en nuestro día a día, podemos poner en práctica para crear una vida de la que no queramos huir, sino disfrutar.

Navarro insiste en que la calma activa no significa dejar de hacer cosas, sino elegir mejor qué hacemos, cómo lo hacemos y desde qué estado interior lo llevamos a cabo. Su propuesta invita a mirar con atención nuestras rutinas, a repensar qué entendemos por éxito y a buscar un equilibrio que aporte sentido a lo cotidiano.

De dónde surge la idea de la “calma activa”

Durante años, Miguel Navarro vivió atrapado en la idea de que el éxito era producir más y más, aun a costa de su bienestar personal o de su salud, una dinámica que lo llevó a descuidarse física y emocionalmente. Ese fue el punto en el que empezó a preguntarse si no había otra manera de vivir y ahí fue cuando decidió cambiar y abandonar el lema “haz más, vive mejor”, abrazando de esta la calma activa como un camino hacia una vida más consciente.

En su libro Manifiesto para la calma, explica que redefinir el éxito fue clave, concreto que ahora lo entiende como la libertad de decidir en qué invertir el tiempo, sin compromisos innecesarios, priorizando la calidad de cada acción sobre la cantidad de tareas acumuladas, dando más valor a lo esencial.

Cuáles son las claves de la calma activa

El experto señala varios pilares para cultivar la calma activa. Uno de ellos es la aceptación radical, que no significa resignación, sino reconocer lo que sentimos sin reprimirlo. Aceptar el miedo, por ejemplo, le ha permitido tomar decisiones importantes sin que la incertidumbre lo paralice, para lo cual propone un ejercicio tan sencillo como el de escribir cuál sería el peor escenario de una decisión que nos asusta y valorar si seríamos capaces de afrontarlo. En la mayoría de los casos, comprobamos que sí.

Otro punto esencial es escuchar al cuerpo. Para Navarro, las señales físicas nos guían hacia lo que realmente necesitamos, ya sea descansar, detenernos o tomar una dirección distinta, por lo que es justo esa escucha profunda la que conecta directamente con la calma activa, porque nos ayuda a decidir desde la coherencia interna.

Un camino que requiere paciencia

Aunque todo esto suene muy bonito e idílico, adoptar la calma activa no ocurre de la noche a la mañana, por lo que debemos tener algo de paciencia, ya que incluso el propio Navarro recomienda pensar en un horizonte de cinco años, es decir, diseñar la vida que queremos construir poco a poco. De esa manera, evitamos frustrarnos por cambios que parecen lentos y nos damos espacio para crecer de manera sólida.

También subraya tres reflexiones que considera esenciales para mantener la calma activa, y son aprender a perdonar para liberarnos de ataduras, soltar el apego a cosas, personas o identidades que limitan, y recordar que “la medida del amor es amar sin medida”. Estas ideas, explica, abren la puerta a una vida más ligera y auténtica.