Aunque pueda parecer mentira, un gesto tan simple como el invitar a tus compañeros a bollos fue el detonante de un despido en el Carrefour y, obviamente, del posterior juicio en el que la cadena de supermercados tuvo que dar explicaciones por esto a la Justicia, en concreto, al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). Dicho tribunal ha confirmado que el despido de un trabajador por este motivo fue improcedente y, por tanto, la empresa deberá readmitirlo o indemnizarlo con más de 105.000 euros, una cifra bastante alta para este tipo de situaciones.
Todo este caso ha tenido lugar en un centro de Carrefour que se encuentra ubicado en Vigo y ha abierto un debate bastante interesante sobre dónde está el límite en las sanciones laborales o qué tan proporcionales son las decisiones empresariales. En la sentencia se ratifica el fallo del Juzgado de lo Social nº 5 de Vigo y concluye que el empleado, que había comprado bollería para celebrar con sus compañeros el día de su cumpleaños, no actuó con ánimo defraudatorio, ya que, en un principio, Carrefour lo acusó de un supuesto fraude tras detectar un error en el pago, pero los jueces han determinado que no hubo intención de apropiarse de nada y que el despido fue una medida desproporcionada.
Los hechos: cumpleaños, bollos y un error de cobro
El trabajador al que se despidió, llevaba en Carrefour desde 1992 y tenía un cargo de responsabilidad en la sección de bazar de este supermercado. La cuestión comienza cuando, el 4 de octubre de 2023, dicho empleado encargó bollería en la panadería del propio centro por un importe total de 68,82 euros, transacción de la cual hay varios tickets con anotaciones a mano. Al pasar por caja, a este trabajador solo se le cobran 10,23 euros, sin que este ni la persona que le cobró se percataran del error, ya que no se les aplicaba ningún descuento por trabajar en dicha empresa.
Posteriormente, los bollos se repartieron entre el personal antes de que abriesen al público, tal y como ya se había hecho en otras ocasiones en este supermercado; pero cuando el trabajador se dio cuenta de que había habido un error en el cobro de la bollería, él mismo fue el que abonó la diferencia de 58,59 euros, además de que avisó mediante un correo electrónico de lo que había pasado, solicitando además que no se le sancionara a la cajera que le había cobrado mal.
El tribunal considera probado que estas celebraciones eran habituales y toleradas dentro de Carrefour, por lo que el contexto era clave, además de que no hubo apropiación indebida ni perjuicio económico intencionado, sino un error administrativo y un despiste que fue corregido posteriormente.
El fallo del TSXG y sus implicaciones para Carrefour
El TSXG respalda la sentencia de primera instancia y descarta que se tratase de una falta muy grave, ya que recuerda que el despido es la sanción más dura dentro de las relaciones laborales y que solo debe aplicarse ante comportamientos de especial gravedad. En este caso, la rápida regularización del pago y la ausencia de mala fe refuerzan que la decisión de Carrefour fue desproporcionada.
El tribunal ha establecido que la empresa deberá readmitir al trabajador en su puesto o abonarle 105.716,09 euros como indemnización, además de 750 euros en concepto de honorarios legales. Una cifra que evidencia el alto coste de decisiones disciplinarias tomadas sin valorar el contexto ni la trayectoria del empleado.