La edad de jubilación en España, que actualmente se sitúa en 66 años y 8 meses (o en 65 para quienes hayan cotizado más de 38 años y medio), podría no ser suficiente dentro de unos años, algo que ya ha sido comentado por algunos expertos en pensiones, los cuales advierten de que la llamada “edad real” ya no coincide con la legal, y que muchos trabajadores se ven obligados a retrasar su retiro hasta los 68 años para poder mantener un nivel de ingresos adecuado. La previsión más pesimista apunta incluso a que, en 2050, la edad efectiva de jubilación podría rondar los 72 años.
Las razones son varias y tienen que ver con el aumento de la esperanza de vida, el envejecimiento de la población y el elevado gasto en pensiones que supone mantener a un número cada vez mayor de jubilados frente a una base de cotizantes cada vez más reducida, es decir, que aunque la ley diga que uno puede jubilarse a los 65 o 67 años, la realidad económica podría empujar a muchas personas a alargar su vida laboral mucho más.
El desfase entre la edad legal y la “edad real” de jubilación
En 2025, España mantiene el calendario progresivo fijado por la reforma de 2011, lo que significa que la jubilación a los 65 años es para quienes han cotizado lo suficiente y a los 66 años y 8 meses para quienes no han llegado a ese umbral. Sin embargo, según consultores especializados en pensiones, la “edad real” ya es superior, ya que quienes se jubilan lo hacen, de media, a los 68 años, bien porque necesitan más cotización, bien porque deciden trabajar más tiempo para aumentar su prestación.
El problema es que este desfase seguirá aumentando si no se acometen reformas estructurales. De hecho, se estima que hacia 2050 la edad real podría situarse en los 72 años. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) también ha advertido de que el gasto en pensiones crecerá en torno a un 6% adicional en 2025, lo que pondrá aún más presión sobre el sistema público.
Qué razones tienen los que deciden retrasar su jubilación
Una de las principales y más conocidas razones para retrasar la jubilación es el propio envejecimiento de la población, algo que podemos ver en las proyecciones que se están realizando, las cuales dicen que en 25 años, España será uno de los países más envejecidos del mundo, con un porcentaje muy alto de personas que superen los 65 años. Esto quiere decir, básicamente, que se va a reducir la proporción de trabajadores activos por pensionista, lo cual es una amenaza muy real para la futura financiación de las pensiones en nuestro país.
El hecho de que la esperanza de vida ya supere los 83 años es otro punto a tener en cuenta, ya que cuanto más vivimos, más tiempo se ha de estar pagando las pensiones de esas personas. A todo esto hay que sumarle la baja natalidad, lo cual implica que cada vez habrá menos personas cotizando a la Seguridad Social, además de que nuestro contexto laboral está marcado por la temporalidad y los salarios bajos, lo cual reduce las bases de cotización.
Cómo se puede sostener el sistema de pensiones en este contexto
Los especialistas advierten que no basta con ir subiendo la edad legal de jubilación, sino que hacen falta soluciones de mayor calado. Una de ellas pasa por incentivar la natalidad, aunque sus efectos tardarían décadas en notarse. Otra tiene que ver con aumentar la productividad y los salarios, de modo que las cotizaciones sean más altas.
También se habla de diversificar las fuentes de financiación de las pensiones, es decir, que no dependan exclusivamente de las cotizaciones de los trabajadores, sino también de otros recursos del Estado. Y, por supuesto, se insiste en que los incentivos a la jubilación demorada pueden ser una herramienta útil, siempre que se adapten a la realidad de cada sector y no penalicen a quienes tienen trabajos más duros físicamente.
En palabras de algunos consultores, “no podemos seguir parcheando el sistema de pensiones; hay que afrontarlo de forma estructural para que sea sólido y sostenible para las generaciones futuras”.