Confirmado: esto es lo que pasa con el anillo de compromiso cuando el “sí quiero” se convierte en “ya no quiero”

Cuando se cancela una boda, una de las muchas dudas que aparecen es la de qué ocurre con los gastos derivados de la preparación del evento, como puede ser el de la ceremonia o el anillo de compromiso. Según el artículo 42 del Código Civil, se establece que “la promesa de matrimonio con produce obligación de contraerlo”, pero el 43 recuerda que su incumplimiento “producirá la obligación de resarcir a la otra parte de los gastos”. Eso sí, no está claro este punto en cuanto al anillo, ya que no siempre acaba en devolución.

La clave será, de acuerdo con la abogada Ana Rodríguez, la forma en la que se entiende que se entregó: la persona que lo recibió podría estar obligada a devolverlo.

Un objeto perteneciente a la celebración

Como se dijo, no está claro lo que debe ocurrir con el anillo en caso de suspensión de la boda. No siempre acaba devolviéndose este objeto tan simbólico a quién lo compró, aunque esta persona no sea la responsable de la ruptura. Según la letrada, “la obligación de devolverlo en caso de cancelación de la boda puede depender de las circunstancias específicas del compromiso. En general, si el anillo se considera un regalo condicionado a la celebración del matrimonio, la persona que lo recibió podría estar obligada a devolverlo si decide cancelar la boda”.

Por tanto, en este supuesto, el anillo podría ser incluido como un objeto más que pertenece a la celebración que ha sido cancelada, por lo que debería ser devuelto a su comprado. Aunque Rodríguez también reconoce que “si el anillo se considera un regalo incondicional, la persona que lo recibió podría tener derecho a conservarlo, incluso si la boda se cancela. Hay que estar al caso concreto. Y si la novia dice que no lo devuelve, el novio tendrá que demandar y demostrar que fue un regalo condicionado a la celebración del compromiso”.

El que compra el anillo, se lo queda según una sentencia

Hay un antecedente sobre esta situación y se dio en Estados Unidos. Allí, la causa por una devolución del anillo llegó hasta la Corte Suprema Judicial de Massachusetts después de que el novio se lo solicitase a la que ya era su expareja, que fue la que decidió cancelar el compromiso de manera unilateral.

El protagonista, Bruce, tras un año de noviazgo con Caroline, no dudó en pedirle la mano a su pareja. Lo hizo con la entrega de un anillo de diamantes que tenía un coste cercano a los 70.000 dólares. Cuando se aproximaba la fecha de la ceremonia, el novio comenzó a notar que su futura esposa tenía un comportamiento más distante, dejó de acompañarle a sus tratamientos de cáncer. Con el paso de los días descubrió una supuesta infidelidad su pareja a través del teléfono móvil.

Tras la cancelación, comenzó el proceso judicial que llegó hasta la Corte Suprema. La justicia tomó la decisión de que fuese Bruce el que se quedase con el anillo, de gran valor sentimental y sobre todo económico.

Por tanto, el tribunal norteamericano determinó que era el momento de acabar con la “tradición” de que el anillo de compromiso se entendiese como un regalo, así como la decisión de retirar el concepto de “quién tiene la culpa” en el proceso de devolución del anillo de compromiso.

Para el juez encargado de la causa, “cuando la boda planificada no se lleva a cabo y el compromiso se termia, el anillo debe devolverse al donante” y esto se debe hacer “independientemente de la culpa”, sentenció.