Si eres de los que interrumpen a otros mientras hablan o eres el que sufre las interrupciones en las conversaciones, debes saber que, en ciertas ocasiones y según la psicología, no es algo que se deba mirar desde el prisma de la mala educación o la impaciencia, sino que es un hábito que puede desvelar mucho sobre nuestra personalidad y la manera en la que gestionamos nuestras emociones y relaciones sociales.
Esto es algo que ya han avalado diversos expertos, tales como Ana Isabel Sanz, psiquiatra del Centro de Rehabilitación Dionisia Plaza de Madrid, la cual explica que las causas para interrumpir una conversación pueden ir desde la falta de autocontrol emocional hasta la ansiedad social o la percepción de superioridad frente a los demás.
En otras palabras, cuando interrumpes a alguien no siempre buscas acaparar la conversación, sino que, a veces, tu cerebro y tus emociones están jugando en tu contra. Y es que hay personas que interrumpen por entusiasmo o por ansiedad, y otras lo hacen de forma consciente por sentirse superiores o menospreciar al interlocutor, por lo que la clave está en identificar la motivación subyacente, ya que eso marcará cómo puedes gestionar este comportamiento y mejorar tus relaciones.
Por qué algunas personas interrumpen: impulso, ansiedad o narcisismo
Como ya hemos mencionado al principio de este artículo, el hábito de interrumpir las conversaciones no solo tiene un motivo o una razón concreta, sino que existen tres grandes motivos que explican este patrón de conducta. Según Sanz, el primero de ellos es que hay personas que interrumpen por una falta de autocontrol, es decir, que son impulsivas, se entusiasman mucho en ese momento y les resulta prácticamente imposible esperar a que llegue su turno en la conversación. En este caso, que se interrumpa al otro participante, no es un ataque a este, sino que son incapaces de frenar una serie de reacciones automáticas, algo que se da sobre todo tanto en menores como adultos con déficit de atención.
Por otro lado, tenemos a aquellos que interrumpen por ansiedad o timidez, algo que bastante paradójico, ya que no actúan por egocentrismo, sino por un miedo arraigado en su interior por quedarse atrás en la conversación o porque se sienten muy observadas. Es justo ese exceso de tensión social lo que les provoca que intervengan antes de tiempo, sin que su motivo final sea el dominar el intercambio sino pertenecer a él.
No iba a faltar, en último lugar, aquellos que interrumpen porque sienten que son superiores o por narcisismo, lo cual implica que los cortes que hacen a otros mientras hablan son plenamente conscientes y se dan por diferentes razones, las cuales pueden ser culturales, raciales, de género o que simplemente sienten que tienen más poder o jerarquía social. Si bien dichas interrupciones pueden parecer, en un primer momento, espontáneas, los psicólogos señalan que están planeadas al milímetro y tienen la finalidad oculta de posicionarse por encima del resto de personas.
A veces es preciso acudir a un profesional
Después de haber visto los diferentes perfiles de personas que interrumpen, podemos sacar la conclusión de que no es algo homogéneo, ya que Sanz distingue tres tipos principales: egocéntricos, impulsivos y tímidos. Los egocéntricos buscan atraer toda la atención hacia sí mismos, mientras que los impulsivos actúan sin medir consecuencias y, aunque socialmente deseosos, boicotean la conversación sin querer. Los tímidos, por su parte, se interrumpen a sí mismos y a otros por ansiedad y baja autoestima.
Controlar la tendencia a interrumpir requiere primero tomar conciencia del patrón, y es que los pequeños avances dependen de que la persona note cuándo interrumpe y comprenda cómo esto afecta a los demás. Aunque nos pueda resultar sorprendente, en los casos más extremos y arraigados, es posible que sea necesaria la intervención de un especialista que sepa acerca de técnicas cognitivo-conductuales que les ayuden a mejorar sus habilidades sociales.