La letra pequeña cambio todo, por eso hay que estar bien atento a lo que nos venden. Un ejemplo de ello es el plan del Gobierno llamado Puesto de Trabajo Seguro, destinado a que autónomos y microempresas pudieran acceder a un ordenador gratis. Pero, cuando se lee la letra pequeña, se pone de manifiesto una realidad muy diferente: el equipo no es propiedad del beneficiario del plan, sino que es entregado en régimen de leasing.
Esto significa que el autónomo debe pagar desde el primer momento el IVA correspondiente (210 euros por un portátil de 1.000 euros) y, al cabo de un año, abonar un 15% adicional si quiere quedarse con él. En total, un dispositivo anunciado como gratuito puede acabar costando bastante más que una compra directa.
Pero no queda todo ahí. A este sobrecoste hay que añadir una carga económica más y es que la subvención tributa en el IRPF, lo que incrementa el gasto real para el beneficiario. De este modo, lo que parecía una ayuda sin complicaciones puede traducirse en más de 1.000 euros asumidos por el autónomo entre impuestos, valor de recompra y obligaciones fiscales.
Otro punto a tener en cuenta es que las restricciones del programa impiden elegir libremente el modelo de ordenador, obligando a aceptar configuraciones predefinidas que muchas veces resultan mediocres o difícil de manejar. Así, lo que se promocionó como un “portátil gratis” se convierte en una operación poco ventaja que, en muchos casos, genera más frustraciones que beneficios.
Muy lejos de la publicidad del kit digital
Aunque el Kit Digital se promociona como una ayuda para conseguir un portátil “gratis”, los autónomos deben adelantar el IVA correspondiente, unos 210 euros. Además, si después de un año deciden quedarse con el equipo tienen que abonar un 15% adicional sobre el valor inicial del dispositivo, otros 150 euros. Esto deja de ser algo gratuito y conllevar un coste considerable, alejado de lo que se transmite mediante la publicidad del plan.
Este programa obliga a los beneficiarios a planificar con cuidado su presupuesto, ya que la percepción de un ordenador sin coste se desvanece de forma rápida al sumar impuestos y pagos obligatorios. Muchos son los autónomos que confiaron en la ayuda del Kit Digital y después se encontraron con que al final el equipo les salió más caro que si lo hubiese comprado directamente en cualquier tienda de informática, sin los trámites y limitaciones del programa.
El IRPF eleva todavía más el coste
Si no fuese suficiente con los pagos realizados, hay que añadir que los 1.000 euros destinados al portátil no se libran de la fiscalidad, se consideran ingresos sujetos a tributación en el IRPF. Así, dependiendo del tramo del contribuyente, la cantidad a pagar puede aumentar significativamente entre 190 euros y más de 200 euros el coste final del equipo.
Al incluir la tributación en el cálculo total, el precio final puede superar los 550 euros, sin contar posibles diferencias si el ordenador elegido excede del presupuesto base de 1.000 euros. Por tanto, se desvanece la percepción de gratuidad y la ayuda deja de ser una ventaja económica.
En régimen de leasing y modelos preconfigurados
El portátil no es propiedad del autónomo desde el primer día. El Kit Digital lo entrega bajo un contrato de leasing, por lo que el equipo sigue siendo propiedad del agente digitalizador hasta que se cumplan las condiciones de recompra. Esta modalidad lo que hace es limitar la libertad del beneficiario, que no puede vender, transferir ni personalizar el ordenador mientras dure el contrato.
Además, los modelos disponibles son preconfigurados y cuentan con prestaciones básicas que en ocasiones no son satisfacen las necesidades reales de un autónomo o una Pyme.