Confirmado: este es el desconocido origen de la palabra ‘beca’… y que nada tiene que ver con el dinero

En el ámbito académico, una de las palabras más comunes es de beca y se entiende como sinónimo de oportunidad educativa, un apoyo económico que permite a los estudiantes continuar con sus estudios sin tener que estar pendientes de los gastos que estos generan. Pero detrás de este término, muy usado en la actualidad, hay una curiosa historia que conecta la beca con antiguos distintivos académicos y tradiciones del mundo de la universidad que se remontan al siglo XVI. El origen de esta palabra está vinculado al de la vestimenta estudiantil, relacionado con el estatus o área de estudio.

Un significado diferente

Conocemos el concepto de beca como esa ayuda económica que permite a un alumno cursar estudios, sobre todo universitarios o de especialización. Este tipo de ayudas pueden ser otorgadas por instituciones públicas o privadas y tienen como objetivo facilitar el acceso a la educación para todos aquellos estudiantes que de una u otra forma se podrían topar con obstáculos económicos.

Pero, a pesar de cómo lo conocemos hoy en día, el origen del término beca es más curioso de lo que parece y está vinculado, más allá de la economía, a la vestimenta utilizada por los estudiantes. El origen exacto de la palabra es incierto. Algunos lingüistas apunta a la palabra italiana becco, que significa pico de ave, mientras que otros sugieren una raíz en el judeoespañol becah, que se refería a una antigua unidad de peso.

A pesar de estas teorías, lo más importante es que, durante siglos, el término no estuvo relacionado con la ayuda económica, tal y como hoy se hace. Su significado original estaba más ligado a un distintivo visible entre los estudiantes, que servía para saber sobre el estatus de la persona o sobre el área de estudio.

Un marcador visual

En los primeros años, una beca era una banda de tela que todos los estudiantes portaban sobre el pecho, con los extremos colgando por la espalda. Cada calor servía para diferenciar la facultad o la especialidad a la que pertenecía cada uno. Por tanto, funcionaba como un marcador visual del conocimiento que se cursaba.

En la actualidad, este uso está prácticamente reservado a ceremonias graduación, aunque en siglos anteriores era habitual que los estudiantes lucieran la beca de forma diaria, sobre todo aquellos que habían recibido algún tipo de apoyo económico para continuar con sus estudios. El diseño estaba inspirado en prendas similares que utilizaban clérigos sobre la sotana. Estas vestimentas ceremoniales, confeccionadas en seda o paño, colgaban hasta los pies y representaban un símbolo de estatus y dedicación, lo que explica la influencia en la tradición académica.

Los primeros becados

Algunas fuentes sitúan a principios del siglo XVI los primeros estudiantes becados y eran de la Universidad de Alcalá de Henares, fundada por el Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros. Su objetivo era el de facilitar la educación superior a jóvenes que se formarían para la vida política o en la Corte, y no sólo para el servicio religioso, como era lo habitual hasta ese momento.

En este contexto, la beca comenzó a asociarse de forma progresiva con el apoyo económico destinado a garantizar la formación de aquellos estudiantes que mostraban talento y dedicación.

Ahora, la palabra beca evoca sobre todo la ayuda financiera para estudiar, pero su historia refleja un origen mucho más amplio, ligado tanto a la vestimenta académica como al reconocimiento del mérito. Tanto la palabra como su significado han evolucionado desde ser un simple distintivo visual hasta convertirse en un instrumento fundamental para la educación, asegurando que el talento y la dedicación no se vean limitados por la falta de recursos.