Según el SEPE, el contrato en prácticas está pensado para personas que ya cuentan con titulación universitaria o de Formación Profesional (o equivalente) y por regla general esa titulación debe haberse obtenido en los cinco años anteriores; si existe discapacidad, el margen sube a siete años. Y si el candidato tiene menos de 30 años, el SEPE precisa que no se tiene en cuenta la fecha del título, algo que permite aplicar lo aprendido, consolidar experiencia real en el puesto y acelerar la empleabilidad bajo la supervisión de la empresa.
Cuando el aspirante aún no dispone del título o sigue cursando los estudios (universitarios o FP), el SEPE orienta hacia el contrato formativo para la obtención de práctica profesional. Aquí la clave es la tutorización reforzada, es decir, que debe existir un plan formativo, un seguimiento y un encaje horario que respeta la compatibilidad entre trabajo y aprendizaje. La duración, insiste el SEPE, se mueve entre seis y doce meses, salvo ajustes más estrictos por convenio.
Un matiz importante es que en ambos modelos, el SEPE recuerda que el convenio colectivo puede reducir los topes (no ampliarlos), punto por el que es fundamental revisar la letra pequeña del sector (por ejemplo, marketing, ingeniería, sanitario o tecnológico) para asegurarte de que la duración prevista en tu contrato no rebasa el límite pactado.
Cómo impacta el tope del SEPE en tu carrera profesional
Todos estos límites temporales no son un simple formalismo, ya que determinan la hoja de ruta de tu carrera profesional. Por poner un ejemplo práctico, imagina que encadenas 10 meses en un contrato en prácticas y cambias de empresa, punto en el que, según el SEPE, aún podrías completar hasta 14 meses más en otra organización, siempre dentro de la misma modalidad y sin rebasar los dos años totales. Por el contrario, si agotas los 24 meses en una compañía, esta no puede volver a contratarte “en prácticas”; de tal forma que si quiere retenerte, deberá recurrir a otra modalidad (habitualmente, indefinido).
Si nos vamos al contrato formativo para poder conseguir la práctica profesional, el límite de dicho contrato es de un solo año y, en caso de que lo cumplas y posteriormente tengas el título, el SEPE permite que pases al contrato en prácticas por un tiempo límite de dos años, un salto que es bastante habitual en ciertos sectores en los que las empresas quieren acompañar al talento joven desde el último tramo de sus estudios hasta que se pueda incorporar a la compañía plenamente.
Pero más allá de todos estos plazos, es muy importante que se atienda a la tutorización y al plan formativo, puntos en los que el SEPE quiere que se ponga atención ya que todos estos contratos tienen una finalidad formativa y deben documentarse correctamente con objetivos, contenidos, evaluación y las tareas que se lleven a cabo. En caso de que tu día a día en la empresa se aleje de este guion, como por ejemplo si llevas a cabo funciones que son ajenas a tu perfil o que no cuenten con supervisión, es perfectamente legítimo que solicites una revisión para que dichas prácticas se adapten a la legalidad del contrato.
Como siempre, lo mejor que puedes hacer desde el primer momento es guardar todo, desde las ofertas y el contrato hasta los anexos formativos y los certificados de duración. Es también muy recomendable que consultes el convenio laboral del sector en el que encuentras, ya que en este puede estar reflejada una rebaja de ese tiempo máximo y no tengas que estar los plazos que hemos ido comentando a lo largo del artículo.