Cuando Rafael Zafra terminó la carrera de Medicina en España, jamás pensó que acabaría trabajando como camarero en Alemania y, sin embargo, la realidad le sorprendió, ya que en Berlín, la capital de este país, gana 3.200 euros netos al mes sirviendo mesas, mientras que en su país, con un contrato como médico recién graduado, no hubiera superado los 1.400 euros base. La diferencia es tan llamativa que él mismo reconoce que nunca imaginó que le resultaría más rentable trabajar en la hostelería alemana que ejercer su vocación en España.
El problema de todo esto es que la historia de Rafael no es un caso aislado, ya que cada año, miles de jóvenes españoles hacen las maletas y se van fuera del país buscando mejores salarios, una mayor estabilidad y condiciones laborales más dignas que las que pueden encontrar aquí. Y es que el contraste no es solo de unos cientos de euros, sino que las diferencias son abismales, haciendo de Alemania una de las opciones más elegidas para todos aquellos que sienten que en España no se valora el esfuerzo académico que han hecho durante tantos años.
Alemania, un destino que ofrece lo que España no garantiza
Como ya hemos adelantado al principio del artículo, Alemania se ha consolidado como el destino preferido de muchos jóvenes formados en España, especialmente médicos, ingenieros y técnicos. El país no solo ofrece mejores salarios, sino también contratos más estables y jornadas laborales que, aunque exigentes, resultan más equilibradas que las interminables guardias a las que se enfrentan los sanitarios en España.
En palabras del propio Rafael, sus compañeros que decidieron quedarse en España trabajan 60 o 70 horas semanales para preparar el MIR y, al mismo tiempo, mantenerse con sueldos ajustados; mientras que él, sin ejercer todavía como médico, logra vivir con bastante más holgura que ellos gracias a lo que gana en la hostelería en Alemania.
Además, la sorpresa fue mayor cuando comparó el coste de vida entre Madrid y Berlín, ya que a pesar de que tengamos en el imaginario esa idea, Alemania no siempre resulta más cara que la capital española. De hecho, él mismo reconoce que los precios de la cesta de la compra, e incluso de productos como el aceite de oliva, eran más asequibles en Berlín que en su propio país.
La fuga de talento: una factura pendiente para España
Lo cierto es que el de Rafael Zafra muestra un problema estructural que España tiene desde hace años y que se conoce como la fuga de talento (o fuga de cerebros), que es básicamente que jóvenes altamente cualificados, cuya formación ha supuesto una gran inversión pública, deciden emigrar porque en Alemania o en otros países europeos encuentran lo que aquí no tienen, que es reconocimiento económico y profesional.
Se calcula que, cada año, entre 120.000 y 150.000 españoles menores de 35 años se van al extranjero, siendo Alemania uno de los principales destinos, algo que no solo afecta a estos profesionales y a las familias que dejan atrás, sino que también le supone una pérdida al sistema sanitario español, ya falto de médicos/as y enfermeros/as, el cual ve cómo a quienes se les ha formado aquí, aportan sus conocimientos en el extranjero.
Otra de las realidades que muestra el caso de Rafael es que homologar un título universitario en Alemania no es algo inmediato, por lo que mientras realiza todos los trámites necesarios, ha encontrado en la hostelería la forma de tener unos ingresos estables hasta que, por fin, pueda ejercer su vocación en este país. Además, según él mismo ha asegurado, una vez tenga su título homologado, podrá ingresar alrededor de 100.000 euros brutos anuales en su primer año como residente, cantidad que se duplicará con los años de experiencia.