Perder una mascota en un vuelo es, sin duda, una de las peores pesadillas para cualquier dueño y más aún cuando, después de ese golpe emocional, descubres que la indemnización reconocida por los tribunales europeos no va más allá de lo que correspondería si hubieras perdido una maleta. Por desgracia, has leído bien, y es que esto ha sido confirmado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el cual ha sentenciado que, en caso de que tu mascota desaparezca durante un vuelo, la aerolínea solo está obligada a pagar lo mismo que por un equipaje convencional, a no ser que la hayas declarado con un valor especial antes de emprender el viaje.
Obviamente, la indignación por parte de la mayor parte de la gente no se ha hecho esperar, ya que muchos dueños consideran a su perro o gato como un miembro más de la familia, por lo que el hecho de equiparar a una mascota con una maleta les resulta del todo incomprensible y hasta ofensivo. Sin embargo, esta sentencia establece que, en términos legales, los animales de compañía son parte del equipaje facturado si viajan en bodega y, por tanto, la compensación económica está sujeta a los límites del Convenio de Montreal.
Pero lo que muchos no saben en este punto es que hay algunas opciones para que nuestras mascotas viajen más seguras o que, en caso de pérdida o daño, la compañía no lo pudiese equiparar al equipaje convencional y nos tuviese que indemnizar con algo más de lo que correspondería, así que ahondemos un poco más en esta desgracia que ha sentado precedente y cuáles son las alternativas.
El caso que destapó el debate sobre la indemnización por perder una mascota
Este caso se remonta a 2019, cuando una pasajera cuyo viaje comenzaba en Buenos Aires y terminaba en Barcelona lo hacía acompañada por su madre y su perrita. Según las normas de la compañía, la mascota tendría que ir en la bodega dentro de un transportín, el cual, y para desgracia de todos, no consiguió retener a la perra, la cual acabó escapando antes del despegue y nunca pudo ser recuperada.
Debido a esto, la viajera reclamó a Iberia no solo una compensación económica, sino también moral derivada del dolor que sufrió tras la pérdida de su familiar peludito. Si bien la aerolínea asumió la responsabilidad de la desaparición, se acogió a lo establecido en el Convenio de Montreal, limitando la indemnización al importe previsto para el equipaje facturado, por lo que, a fin de cuentas, su perra fue tratada a ojos de la ley igual que una maleta extraviada.
Este caso llegó hasta Luxemburgo y, finalmente y para sorpresa de todos, el Tribunal de Justicia de la UE dio la razón a la compañía, dejando claro que una mascota no deja de ser “equipaje” si no se ha fijado un valor especial por adelantado.
La sentencia tiene implicaciones inmediatas para cualquier persona que decida viajar con su mascota en avión, ya que a partir de ahora, los tribunales nacionales deberán aplicar este mismo criterio, y es el de que si la aerolínea pierde un animal de compañía, la compensación será la misma que por un equipaje perdido, salvo que el propietario haya pagado un suplemento y declarado el valor de la mascota antes del vuelo.
Qué se puede hacer para proteger mejor a una mascota en un vuelo
Lo primero que debemos tener en cuenta en este y otros casos es que nos informemos previamente de todo antes de volar, aunque para la situación de que nuestra mascota viaje en bodega, debemos consultar con la aerolínea la posibilidad de declarar un valor especial y asumir el posible suplemento económico que nos garantice una indemnización económica más alta si pasa algo como esto. A esto le podemos añadir el contratar un seguro específico que cubra a la mascota como ser vivo y no solo como equipaje.
También podemos buscar aerolíneas que nos ofrezcan unos servicios de transporte especializados para animales, pudiendo viajar con nuestro perro o gato en cabina con nosotros o en espacios adaptados que tengan dentro del avión para esto.