Antonio López, profesor jubilado: “Los jóvenes cobran poco; nosotros ya tenemos todo resuelto”

Las palabras de Antonio López, profesor de matemáticas ya jubilado, resumen un sentimiento que muchos prefieren no decir en voz alta, pero que está ahí, y es el de que los jóvenes cobran salarios más bajos, tienen más dificultades para independizarse y se enfrentan a un futuro laboral y económico mucho más incierto que el que tuvieron generaciones anteriores. Lo resume perfectamente con un par de frases cortas, pero a la vez muy honestas y reales que reflejan la preocupación por la realidad que viven actualmente muchos españoles: “Los jóvenes cobran poco, trabajan muchas horas y, si quieren comprar una vivienda, es casi imposible. Nosotros ya tenemos todo eso resuelto”.

Lo cierto es que la inquietud por el futuro del sistema público es general, pero a diferencia de los jóvenes, muchos jubilados ya han podido disfrutar de estabilidad laboral, vivienda en propiedad, hipotecas pagadas y una pensión, lo cual no pueden decir las siguientes generaciones, que se enfrentan al problema de tener salarios más bajos pero a la vez deben hacer frente a alquileres imposibles y a una vida laboral marcada por la incertidumbre y los contratos temporales.

Una brecha generacional que, por desgracia, no deja de crecer

Esto que expresa Antonio no es solo su impresión, sino que es una percepción que comparte con otros miembros de su familia, como por ejemplo con su hermano Juan José, médico también jubilado, el cual coincide en que existe una brecha evidente entre jubilados y jóvenes e, incluso, se atreve a decir que muchos viven peor que los pensionistas. Esta afirmación no tiene un tono de superioridad, sino todo lo contrario: una mezcla de pena y desconcierto al entender que muchos tienen que esforzarse el doble para alcanzar la mitad.

Y es que esta preocupación va más allá de que sus propios ingresos se vean afectados, sino porque son plenamente conscientes de que los pilares del sistema dependen, precisamente, de que los jóvenes coticen y aporten; pero con unos sueldos que a veces ni llegan a los 1.200 euros, no es ni planteable que estos se pongan a pensar en vivienda, hijos y, ya ni hablemos, de ahorrar. Vamos, que cómo se van a sentar a hacer planes de futuro si el propio presente es el principal reto.

Además, mientras ellos consolidaron sus vidas en un momento de crecimiento económico, ahora los jóvenes se enfrentan a un mundo donde todo sube menos los salarios, lo cual genera un sentimiento compartido entre los jubilados, y es que creen haber llegado “a tiempo”, algo que los jóvenes sienten ya como un destino que no podrán repetir.

¿Qué futuro espera a los jóvenes si el sistema no cambia?

Los datos confirman esta preocupación, ya que la realidad es que España destina una parte muy elevada del PIB al pago de pensiones y, con el envejecimiento de la población, el equilibrio no parece sostenible a largo plazo, por lo que no es extraño que incluso quienes reciben una buena pensión se pregunten qué ocurrirá cuando los actuales jóvenes se acerquen a la edad de jubilación.

Este tema ya ha sido abordado por expertos en economía, los cuales llevan tiempo advirtiendo que, si no se llevan a cabo cambios importantes desde ya, los mismos jóvenes que ahora sufren por su presente, seguirán sufriendo en el futuro por un modelo que cada vez cuenta con menos cotizantes, menos nacimientos, mayor precariedad laboral y mayor dificultad para alcanzar carreras largas de cotización.

El propio Antonio lo resume con una reflexión que va directa al centro del problema, y es que si no se incorporan más trabajadores jóvenes al mercado laboral, lo cual incluye a jóvenes de otros países, será muy difícil mantener este sistema. Porque para que exista relevo generacional, se necesitan jóvenes que quieran quedarse, trabajar y construir su vida aquí, pero también que puedan hacerlo con dignidad.

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