Hay muchas opiniones y cuesta encontrar la correcta a la pregunta de si es mejor conducir con el depósito lleno o medio vacío. Aunque parezca que no tiene importancia, la tiene y mucho más de lo que uno pueda imaginar. Es más, un experto que lo mejor es ir con el depósito lleno, porque de lo contrario, por muchos factores, se podrían estar acortando la vida del motor con cada visita al surtidor.
Parte de los conductores tienen la costumbre de repostar de 20 en 20 euros para intentar controlar el gasto semanal. Pero lo hacen porque no se han parado a pesar las consecuencias de llevar a cabo esta práctica. Y es que esto influye en la mecánica y en la eficiencia del vehículo a largo plazo.
El mito de que se consume más
Hay una creencia extendida de que a mayor peso, mayor esfuerzo para el motor y, por tanto, un consumo de combustible disparado. Pero, de acuerdo a lo que dicen los entendidos, esto es una verdad a medias que confunde. La diferencia de peso entre un tanque que está lleno y otro que está a un cuarto es mínima en comparación con el peso total del coche y su impacto en el consumo diario es prácticamente imperceptible.
El problema, el de verdad, no está en los litros de más y sí aparece en otros factores que en la mayoría de ocasiones se pasan por alto. El lastre para nuestro bolsillo es llevar el coche cargado de objetos innecesarios, por lo que el consejo es olvidarnos del peso del combustible y prestar atención a la carga que se transporta sin necesidad, tanto en el maletero como en el interior, si se diese el caso.
Los motores diésel, los más perjudicados
Cuando dejamos el depósito medio vacío durante mucho tiempo, el aire ocupa ese espacio y ese aire contiene humedad. Esta humedad, según el experto, se condensa con los cambios de temperatura y genera gotas de agua que acaban mezclándose con el carburante, algo que perjudica de manera especial a lo motores diésel.
Este daño no solo puede provocar óxido y corrosión dentro del tanque, también afecta al rendimiento del motor. El experto insiste en que una de las razones más importantes para mantener un buen nivel de gasolina es precisamente esta, ya que el agua en el sistema de inyección es sinónimo de problemas graves y reparaciones que nadie quiere afrontar.
Por tanto, la recomendación es evitar la reserva a toda costa. Además del sobrecalentamiento, con un nivel bajo, la bomba puede aspirar los sedimentos y las impurezas que se acumulan con el tiempo en el fondo del tanque, provocando obstrucciones en los filtros y averías en los inyectores.
La basura que llega al motor a través del deposito
Con el paso del tiempo, en el fondo del tanque se van depositando residuos y sedimentos. Mientras que el nivel de combustible es aceptable, estas partículas permanecen tranquilas en el fondo, sin molestar. Al apurar la reserva, la bomba empieza a succionar estos residuos junto con el carburante. Esto genera un daño importante en el vehículo.
La evaporación nos hace perder dinero
Cuando más vacío está el tanque, mayor es la cantidad de aire en su interior y los gases del combustible se expanden y después se evaporan. Por ello, mantener el depósito lo más lleno posible es una estrategia inteligente. Al haber menos aire, la evaporación es menor y se aprovecha hasta la última gota de carburante que se ha pagado.
Esta es una de las razones de peso por las que llevar el depósito lleno permite aprovechar mejor el combustible, optimizando cada céntimo.