La RAE define crisis como un cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados. Pues bien, la ciencia, después de varios años de investigaciones y estudios han llegado a la conclusión de que los humanos vivimos ese punto de infelicidad en nuestras vidas cuando estamos cerca de llegar a los 50 años. Un análisis a gran escala ha determinado que la década de los 40 es el período de mayor insatisfacción.
La falta de felicidad en esa etapa está marcada por una serie de motivos como son las expectativas no cumplidas, los cambios personales o afrontar la vida de forma más realista. Sin embargo, la felicidad es una noción difícil de definir y que varía en función de cada persona. De ahí que la ciencia lleve tanto tiempo tratando de entender cómo funciona nuestro estado de ánimo y nuestras tendencias vitales.
La mediana edad, el punto más bajo de la curva
Diferentes psicólogos y científicos han intentado averiguar a lo largo de los años qué es lo que nos hace feliz y cómo ese sentimiento puede variar con el paso del tiempo y los periodos personales. No obstante, después de mucha observación, se empiezan a deducir tendencias firmes. Los análisis coinciden en una curva de la felicidad en forma de U.
A través del estudio de datos masivos de miles de personas alrededor de todo el mundo, se ha buscado encontrar puntos en común en la experiencia humana. Entre todos los descubrimientos, destaca la existencia de una edad en la que vivimos nuestra mayor crisis personal.
Esta conclusión se concretó gracias a una investigación del economista David Blanchflower, profesor de la Universidad Dartmouth College. Este estudio analizó los datos de casi medio millón de personas repartidas 134 países distintos. Una muestra que no solo refleja una sola culutura sino una tendencia mundial.
Los resultados mostraron que las personas admiten sentirse más infelices, de media, a los 47,2 años. Declaran que alrededor de esa edad sufren un punto de transformación y un cambio de percepción de su propia vida. Por lo tanto, a raíz de esta macro investigación se puede afirmar que la crisis de los 40 es una realidad.
¿A qué se debe este momento de infelicidad?
Es importante conocer el porqué de este bajón personal. David Blanchflower muestra una explicación muy ilustrativa: «A los 47 años las personas se vuelven más realistas y se dan cuenta de que no van a ser el presidente del país«.
El individuo alcanza una madurez que le permite valorar en qué punto está su vida y si los sueños de la juventud van de la mano con su realidad actual. Esas metas incumplidas también son otro foco de decepción y tristeza. Y la crisis de los 40 no solo se explica por factores propios sino que también entran en juego eventos vitales estresantes como puede ser una separación, la adolescencia de los hijos o el fallecimiento de los padres.
La curva de la felicidad tiende a subir
La felicidad es una carrera de fondo. Los estudios indican una curva que tiene forma de U a lo largo de la vida de una persona. Se pasa de una etapa de optimismo alrededor de los 20 años para luego caer en la década de los 40. El descenso es gradual y alcanza su nivel más bajo alrededor de los 47 años.
No obstante, la mejor de las noticias es que después de la crisis de los 40, la curva comienza a subir de nuevo y la percepción individual de felicidad va en aumento. Blanchflower concluye con una frase que invita al optimismo: «A los 50 puedes decirle a una persona que tienes buenas noticias porque de aquí en adelante las cosas van a mejorar«.