A falta de escasos días para que sea obligatoria, se estima que entre seis y siete millones de conductores en nuestro país ya se han hecho con una luz V16. A pesar del tiempo que hubo para informarse y adquirirlas, todavía hay muchas dudas y tampoco falta la polémica, ya que se trata de un dispositivo que no se va a utilizar en ningún otro país y varias organizaciones, entre ellas representantes de la Guardia Civil, llegaron a decir que es insuficiente para cumplir su principal objetivo: señalizar que un vehículo está inmovilizado y evitar que el conductor, con el peligro que eso conlleva, salga del mismo. Pero ya está aquí y se debe cumplir con la normativa y para ello será necesario que la baliza, además de ser homologada, debe estar conectada con la Dirección General de Tráfico (DGT)
Las críticas no paran
Tras una presentación a los conductores que no fue la mejor, hace unas semanas la DGT tuvo que poner en marcha una campaña informativa sobre las balizas V16 para aclarar los principales datos de estos dispositivos. Lo hizo sobre todo en redes sociales, con entrevistas a responsables de desarrollo y funcionamiento. El problema, que no llegó a todos los conductores, pues no todos están presentes en redes sociales.
A pesar de ello, desde la DGT se intentó dejar claro que hay dos puntos clave: el primero de ellos es que el centro de procesamiento de las incidencias de la DGT, llamado DGT 3.0, no avisa de emergencias aunque reciba un aviso de cualquier baliza encendida en la carretera. Por tanto, en caso de requerirlo, será el propio el conductor el que tenga que llamar al 112.
La segunda aclaración es que no se recopila ningún tipo de dato sobre los usuarios, es un dispositivo 100% anónimo. No se necesitan datos personales.
Tras las balizas, más cambios
Pere Navarro, director de la DGT, dejó claro que la digitalización de la red de carreteras nacional no se detendrá con las balizas. Para el organismo de tráfico, estas son el punto de partida un nuevo ecosistema, mucho más ambicioso y tecnológico.
Uno de los cambios que se producirán, más allá de las balizas V16, será el de los conos inteligentes. Esta propuesta fue presentada por Navarro durante sus intervenciones sobre las balizas, en las que tuvo que aclarar numerosas dudas sobre la normativa que entrará en vigor este 1 de enero.
El nuevo despliegue tecnológico no está pensado para el vehículo particular y sí para la infraestructura. El objetivo que se busca es que las zonas de obras, las pruebas deportivas o los transportes especiales dejen de ser sorpresas visuales para convertirse en alertas digitales en tiempo real.
Navarro declaró que “la baliza V16 es sólo el principio; después de esto vienen los conos conectados”, destacando que la intención es que el conductor reciba un aviso en su navegador o en los paneles de la carretera mucho antes de tener el obstáculo a la vista.
Desde la DGT se defienden estos cambios en la estrategia basándose en dos pilares clave:
- Seguridad para lo usuarios: la colocación de señales manuales es uno de los momentos de mayor riesgo para los trabajadores de mantenimiento. Con estos conos IoT (Internet de las Cosas), la ubicación exacta se vuelca de forma automática a la plataforma DGT3.0.
- Anticipación: al igual que con la baliza V16 se evitan que el conductor tenga que caminar por el arcén, los conos conectados buscan que el resto de vehículos reduzcan la velocidad con kilómetros de antelación, evitando frenazos bruscos.