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Según los datos de la Encuesta de Población Activa del INE (Instituto Nacional de Estadística), en el cuarto trimestre de 2021 había 605.800 mujeres que no buscaban trabajo por estar a cargo del cuidado de niños o adultos, enfermos, incapacitados o mayores.
En este sentido, las mujeres representamos un 92,6 % del total de personas que no buscamos trabajo por llevar a cabo estas tareas de cuidador. ¡Un 92,6 %! ¿En qué país vivimos?
Estos datos coinciden con las conclusiones obtenidas en el informe “El coste de la conciliación”, que pone de manifiesto que seguimos siendo las mujeres las que nos encargamos de este tipo de tareas y, en consecuencia, somos las más perjudicadas por la falta de medidas de conciliación de la vida laboral y familiar en las empresas.
Pero, hay más, según este estudio un 64% de las mujeres con hijos reconoce haber tenido que modificar su carrera profesional, o incluso rechazar algún empleo, para poder hacerse cargo del trabajo no remunerado del hogar.
Son datos escalofriantes que lo único que ponen de manifiesto es que las mujeres somos las últimas en los escalafones de poder de las empresas. Las últimas en poder desarrollarnos profesionalmente y las últimas en hacernos visibles.
¿Por qué somos nosotras quienes tenemos que renunciar a nuestro trabajo? Yo creo que viene de la educación que nos han dado, donde se decía que la mujer cuidaba de los hijos y de la casa, y los hombres traían el dinero a casa. Pero os recuerdo algo: estamos en 2022 y, por desgracia, estos sesgos de género siguen imperando en muchas familias españolas y en la sociedad.
Es por eso por lo que hoy, más que nunca, seguimos en la lucha por una conciliación familiar y laboral.
La polémica generada en torno a la jornada continua
La jornada continua es negativa para el alumnado, sobre todo desde el punto de vista socioemocional, y tiene un elevado impacto en el trabajo de los progenitores, especialmente el de las madres.
La jornada continua supone una pérdida anual de ingresos que asciende a 8.048 millones de euros para las familias, de los que un 66,4% corresponden a las madres. Como siempre.
Pero no nos engañemos, lo que de verdad sobrepasa a las madres es que no haya políticas públicas efectivas, que los Gobiernos miren a otro lado, poniendo parches que no solucionan el problema de raíz, que las empresas no se corresponsabilicen, y que los hombres miren la conciliación como algo ajeno, propio solo de las madres.
Y es que ayer veía un directo en una conocida red social en la que una madre explicaba que, a raíz del nacimiento de su hijo, tuvo que renunciar a su trabajo, porque sus horarios le impedían conciliar su vida laboral y familiar. ¿Pero por qué somos nosotras quienes debemos renunciar?
En este sentido, Laura Baena del Club de Malasmadres también ha puesto de manifiesto su opinión en este tema de la jornada continua. Ella afirma que “poner el foco en los horarios escolares es desviar el verdadero problema de la conciliación y engañarnos. La conciliación y la desigualdad no se solucionan alargando jornadas”. Y continúa diciendo que “el sistema laboral tiene que cambiar. Hay que reconocer el trabajo reproductivo y los cuidados y entender el modelo familiar desde una perspectiva de género y de infancia que no existe y parece no interesar”.
Medidas para conciliar más y mejor
Hace ya algunos años, diferentes asociaciones, fundaciones y colectivos que luchan por la conciliación vienen solicitando la implementación de medidas para conciliar.
Tras analizar varios estudios, las principales medidas son las siguientes:
- Permiso maternal y paternal.
- Reducción de jornada.
- Facilitar el teletrabajo.
- Trabajo por objetivos.
- Promover la flexibilidad horaria.
- Acabar con las reuniones innecesarias y programar las necesarias cerca de la hora de salida.
Conciliación: esa asignatura pendiente
Como vemos, la conciliación laboral y familiar sigue estancada, y parece que va a seguir así, por mucho que se quieran implantar medidas por el Gobierno, que lo que hacen es parchear un problema que sigue sin solucionarse.
La conciliación familiar y laboral ha de garantizar que hombres y mujeres puedan acceder al mercado de trabajo, permanecer en él y desarrollar de forma óptima su carrera profesional en igualdad de condiciones. Pero todo ello, sin menospreciar los cuidados y atención directa que precisan hijos, personas mayores o enfermas a su cargo. Estableciendo medidas efectivas de conciliación.
En definitiva, poner a la mujer o madre en el mismo lugar que el padre, compartiendo responsabilidades y cuidados. Porque al igual que no se cuestiona el desarrollo profesional de un hombre, tampoco debe hacerse con el desarrollo profesional de la mujer.
Es momento de tomar perspectiva y empezar a dar solución a un problema que afecta a toda la sociedad. Porque de nada sirve que tengamos una fecha en el calendario para el día de la mujer si nuestros derechos siguen sin respetarse.
Miremos hacia una igualdad real.