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El Convenio 189 de la OIT regula la igualdad de trato de las empleadas domésticas con el resto de las personas trabajadoras. Asegurando para ellas descansos, vacaciones y el derecho a la protección frente al desempleo.
En 2011, se comenzó a hablar de la equiparación de derechos y obligaciones de estas empleadas con el resto de las personas trabajadoras. Pero las obligaciones se han ido implementando progresivamente, mientras que los derechos no.
El Convenio 189 entró en vigor en 2013 y desde entonces. Durante los últimos años, las condiciones especialmente duras del sector han condenado a estas empleadas a la precariedad. Además, en 2020, con motivo de la pandemia, vivimos un momento crítico en el que muchas trabajadoras se vieron en la calle sin ningún tipo de protección. Mientras que muchas otras sufrieron situaciones de violencia y coacción, más de 20.000 empleadas del hogar fueron despedidas y para ellas se habilitó un pago extraordinario, aunque muchas no lo han recibido aún y otras fueron directamente rechazadas.
La decisión del Gobierno de acelerar la ratificación de este Convenio se ha visto claramente influenciada por la postura del Abogado General de la UE. Así como por la sentencia del TJUE, que calificaba la normativa española en materia de Seguridad Social como discriminatoria al privar a las trabajadoras del hogar de recibir la prestación por desempleo, entre otras cuestiones. El Tribunal Europeo concluyó que el hecho de que las empleadas de hogar fueran el único colectivo sin derecho a paro en España, constituye una discriminación indirecta por razón de género.
Ratificación del convenio 189 por España, un paso adelante hacia la igualdad
La ratificación del Convenio 189 de la OIT es especialmente importante por lo que supone en materia de igualdad de género. Así como de integración y respeto de los derechos de las personas inmigrantes. El 90 % del colectivo de empleadas de hogar son mujeres (aproximadamente, 400.000 afiliadas a la Seguridad Social y otras 150.000, sin dar de alta) y muchas de ellas, especialmente en las grandes ciudades, son inmigrantes y se encuentran en situación de especial vulnerabilidad.
Su difícil situación proviene, en parte, de otras leyes como la de Extranjería. Que obliga a las personas migrantes en situación irregular recién llegadas a España a residir en el país durante 3 años de forma continuada antes de iniciar los trámites para poder trabajar legalmente. Esto, junto a la falta de incentivos que supone estar dadas de alta, provoca que muchas mujeres acepten trabajar de forma irregular. Creando así el lema; “trabajo de interna, esclavitud moderna».
«Nuestro régimen es el único que permite que las trabajadoras estén durmiendo y viviendo en el mismo lugar de trabajo durante toda la semana», permitiendo hasta 60 horas de trabajo a la semana. Esto puede acabar dando lugar a jornadas, en muchos casos, de 24 horas. «Imagínate que durante la medianoche es necesario un cambio de pañal de la persona mayor o se levanta para ir al baño. Tienes que atenderle, tienes que estar cuidando todo el día de una persona».
El Convenio 189 es un gran paso por la igualdad de género
La ratificación de este Convenio implica que el país se compromete a ejecutar todos los cambios necesarios en el plazo de un año para dignificar el trabajo de empleo de hogar. Trabajo que, en su inmensa mayoría, realizan mujeres. Ello supone, por tanto, no solo una apuesta por la regularización de la economía sumergida. Sino también el abordaje del objetivo de la igualdad de género.
La mayoría de las que trabajan tanto de internas como de externas son mujeres, estas constituyen el 95% del sector. Una condición que añade más discriminación a estas mujeres. «No se descubre nada si digo que la condición de género comporta una grave discriminación laboral en España».
La ratificación del Convenio 189 de la OIT por parte de España supone que el Estado se compromete a velar por los derechos de las empleadas de hogar. Entre estos derechos se encuentran:
- La protección frente al acoso, abuso y violencia en el trabajo.
- El derecho a recibir por escrito las condiciones de trabajo.
- El control de las horas de presencia.
- Eliminar la figura del desistimiento.
- Controlar la legalidad del salario por manutención y alojamiento.
- Garantizar las condiciones de seguridad y salud en el trabajo.
- Garantizar el salario mínimo; incluir la actividad en la Ley de PRL.
- El derecho a la prestación por desempleo.
La trascendencia de la ratificación del Convenio 189 de la OIT es mucho mayor de lo que podemos imaginar. Además de obligar al Estado a brindar condiciones de trabajo dignas para un sector concreto, reconoce la importancia de la contribución del trabajo doméstico a la economía mundial.
Es muy importante hacer hincapié en la idea de que los cambios no serán inmediatos, ya que la OIT da este periodo de un año para llevar a cabo la adaptación,
Un cambio necesario en el sistema de cuidados
Aunque muchas de las medidas que se han tomado pensando en estas trabajadoras han llegado tarde y mal, como el subsidio para empleadas de hogar implementado durante la pandemia, durante los últimos años, se han diseñado e implementado campañas para la regularización de la situación laboral de estas.
En 2021, un total de 2.351 contratos temporales se convirtieron en indefinidos, lo que trajo consigo un incremento en las bases de cotización a 21.175.714,94 euros y un crecimiento en salarios de 83.023.043,88 euros. La última campaña, lanzada en 2022, estuvo dirigida a la regularización de las empleadas domésticas a tiempo parcial.
Tras la ratificación del Convenio 189, el principal reto para España será seguir luchando para conseguir la regulación del salario y las cotizaciones de estas empleadas, además de apostar y trabajar para conseguir un sólido sistema profesional de cuidados.