En época de crisis una de las posibles formas de encontrar trabajo, cuando ninguna empresa ya formada lo ofrece, puede ser el emprendimiento, el crear tus propias empresas o trabajar de forma independiente. Estas personas que tratan de trabajar por su cuenta y que son sus propios jefes, se llaman autónomos.
Existen varios problemas a los que están sujetos los autónomos. En primer lugar es una inversión muy costosa tratar de entrar en cualquier mercado de empleo. En segundo lugar estos mercados de trabajo suelen estar ya formados y desarrollados y es complicado entrar en un ambiente ya construido que pone trabas a la entrada de nuevas empresas porque supone un reparto del trabajo y de la riqueza. En tercer lugar, y es lo que vamos a desarrollar a continuación, existe la traba de la falta de ayudas por parte del gobierno y el abandonamiento en el que se encuentran algunos autónomos sin respaldo de nadie y teniendo que afrontar grandes pagos, porque los bancos no dan créditos a cualquier proyecto.
En 2015 se han establecido nuevas ayudas a estos autónomos que se diferencian entre aquellos que son mayores de 30 años y los que son menores de la edad anteriormente mencionada.
A los que son menores se les ofrece reducciones paulatinas en lo que se refiere al pago de la cuota. Estas reducciones comienzan con un 80% durante los seis primeros meses desde que se ha inscrito, o se ha dado de alta el autónomo, un 50% durante los tres meses siguientes a la reducción de la primera cuota, y un 30% durante los 18 meses siguientes. El problema que se puede apreciar en estas reducciones, es que hay empresas que no comienzan a ser rentables hasta varios meses después, por tanto, estas ayudas no son suficientes, dado que el autónomo en cuestión puede ver cómo se pierde su emprendimiento por falta de recursos y de préstamos bancarios.
A los que son mayores de 30 años se les oferta el mismo tipo de ayudas, con tan solo un cambio que veremos a continuación. En vez de tener un 50% de reducción durante tres meses lo tienen durante seis meses. Esto sucede porque es más complicado emprender una nueva empresa, sin la actitud de entrada al mercado que tiene una persona poco experimentada. Aquellos que ya conocen el mercado tienen menos fuerza de emprender conociendo las dificultades de entrada y la competición tan fuerte que existe entre el resto de empresas.
Quizás el Estado no solo debe dar ayudas de carácter económico a los nuevos emprendedores, sino que también debería regular de una forma más equitativa la entrada en el mercado laboral de estas pequeñas empresas autónomas y ofrecerles un hueco para repartir la riqueza entre todas la empresas que tienen cabida en el mercado.