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El pasado 7 de abril se celebró en Marruecos un acuerdo entre España y el país vecino el refuerzo de patrullas conjuntas con el fin de frenar la llegada de pateras.
Este encuentro ha servido para analizar los nuevos retos en materia migratoria tras la situación de excepcionalidad originada por la pandemia de la COVID-19 en los últimos dos años.
Según datos recientes, en el cuarto mes de 2022 han llegado 753 personas a bordo de 22 pateras, que se concentraron sobre todo en la primera quincena, frente a las 375 de marzo.
Programas de migración regular
En esta intervención, se ha propuesto seguir apostando con programas de migración regular apostando por la cooperación bilateral con los países de origen y con aquellos que comparten este mismo reto.
Su principal función es la acción disuasoria contra la inmigración y también «el refuerzo de la cooperación y del conocimiento mutuo entre el personal» de la Guardia Civil y la Gendarmería Real marroquí y con ello desincentivar el flujo migratorio.
Acuerdos que no solucionan el problema
El hecho de que el gobierno español pacte este tipo de acuerdos con Marruecos no favorece para que no exista la inmigración irregular. Ya que las personas buscaran otro tipo de vías para poder acceder a Europa por lo que seguirá existiendo la migración irregular y las mafias seguirán lucrándose de este tipo de actos a cambio de que las personas se jueguen la vida en el mar.
Mientras tanto, Marruecos seguirá recibiendo miles de euros, armamentos y todoterrenos para dar una imagen de control de inmigración cuando no será así, ya que el gobierno marroquí únicamente busca su beneficio.
Además cuando Marruecos quiera que exista otra vez un flujo migratorio activo, volverá a facilitar las vías de acceso a España por lo que el trabajo o los acuerdos que se firmen no van a tener ningún tipo de repercusión positiva.