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¿Te da la impresión de que el producto que compras cada vez te cunde menos? No eres tú, son las marcas de alimentación y consumo, que agudizan su ingenio en tiempos de crisis para que no les afecte la histórica inflación. Muchas de ellas se han lanzado en los últimos meses a llevar a cabo prácticas que las asociaciones de consumidores y expertos tachan de «poco éticas» o «engañosas» y que afectan a nuestra cesta de la compra.
Reduflación
«La reduflación lo que hace es mantener el mismo precio del producto, pero reducir la cantidad que se ofrece«, explica Yolanda Fernández Jurado, Profesora de Economía de Comillas ICADE. Por lo que muchas empresas han optado en el último año por esta estrategia comercial que tiene como consecuencia sobres de embutido con menos lonchas, bolsas de patatas más vacías que antes, o envases cada vez más pequeños, pero manteniendo su precio de siempre.
Encarecer el precio del producto, sin que el consumidor lo capte claramente
Lo que se está haciendo es encarecer el precio del producto, sin que el consumidor lo capte claramente. Se trata de una subida de precios camuflada. Es decir, cada patata frita de la bolsa te cuesta más si tomamos el precio por unidad», aclara Fernández. Los expertos destacan además que los mayores son el grupo de consumidores a los que más les puede afectar, debido a su fidelidad a las marcas, así como posibles dificultades para leer el etiquetado.
Marcas conocidas de alimentación como Pastas Gallo, Danone, Pescanova, Colacao, Tulipán o Campofrío han sido denunciadas por la asociación de consumidores OCU por llevan a cabo esta práctica. Además, los espagueti y macarrones de Pastas Gallo, que aparentaban haber subido solo el 3,7% y el 4,1% respectivamente de precio, habían sufrido un alza del 15,2 y 15,7% cada uno.
Un reciente análisis de FACUA detectó más de una decena de nuevos productos con reduflación, como la mayonesa casera Calvé en Supermercados MAS, las patatas Ruffles sabor jamón, que en enero de 2022 contenían 295 gramos y en enero de 2023 275 gramos y además han subido su precio un 31,1%.
También los cereales Nestlé Fitness, que suben de precio un 11,0% pese a reducir el producto de 450 gramos a 375 gramos. Igual ocurre con el Gel Sanex, que ha pasado de contener 600 mililitros a 550, subiendo además un 10,9%.
Es decir, compras el mismo producto por menos cantidad y el mismo precio.
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¿Este tipo de prácticas son legales?
A pesar de que la reduflación pueda indignar a muchos consumidores, que inundan las redes sociales con ejemplos diarios de reduflación, esta técnica está dentro de la legalidad. «Es una práctica legal si en el envase se especifica el cambio en la cantidad de productos», explica la profesora Fernández. De hecho, los establecimientos están obligados por ley a revelar el precio por unidad de medida.
Otra cosa es que sea ético. Las empresas están intentando no perder clientes y en consecuencia, sería un detalle el aviso», añade, y considera que a la larga, es posible que cuando los clientes se den cuenta y si prosperan las denuncias de la OCU, algunas empresas se retiren, pero lo descarta en el corto plazo debido «al clima de incertidumbre económica actual».
¿Cómo no caer en la trampa?
Para combatirlo las asociaciones de consumidores recomiendan fijarse en el gramaje o precio por unidad de medida (ya sea kilos, gramos, litros…), y no dejarse llevar por el envase o confiar en el producto solo porque es el que siempre compramos. Además, poner atención en el detalle de los ingredientes.
En la medida de lo posible, aconsejan también evitar los alimentos envasados, ya que estos son generalmente los más afectados por la técnica de la reduflación y poner especial cuidado a las nuevas ofertas o descuentos especiales 2×1. También hay que comparar el producto con los de otros competidores para conocer la cantidad que ha disminuido, así como los precios de otros artículos para determinar si vale la pena o no pagar el precio por el nuevo peso.