Se da por hecho que un consumidor tiene 30 días para devolver un producto, que pasado ese tiempo será imposible. Pero hay que saber que esto no es así, que incluso cuando se ha sobrepasado ese número de días se pueden devolver algo que ha resultado defectuoso. Eso sí, se deben tener en cuenta una serie de elementos que marcarán la diferencia.
No mucha gente utiliza un resquicio legal que permite devolver un producto después de 30 días. Aunque la tiene en su mano, no sabe utilizar un elemento clave porque no estaba bien informado sobre ello.
Es posible devolver productos después de 30 días
Si han pasado 30 días desde que adquirimos un producto y el resultado no ha sido el esperado, hay solución al problema. La normativa está del lado del consumidor y hay que aprovecharla al máximo, sacar el mayor rendimiento posible.
De acuerdo a la Unión Europea, existen ciertas garantías para los aquellas personas que han adquirido un producto: “Si los productos comprados están defectuosos o si no son o no funcionan como estaba anunciado, el vendedor debe repararlos o sustituirlos sin coste alguno”. Añade que si esto no fuera posible o no se puede hacer en plazo razonable de tiempo y sin inconvenientes para nosotros, los compradores, tenemos derecho “a un reembolso total o parcial” de lo que ha costado el producto en cuestión.
La normativa es clara y asegura que “desde el momento en que recibes los productos, tienes derecho en todo caso a una garantía mínima de dos años” e incluso que es posible que las respectivas leyes nacionales de diferentes países “ofrezcan más protección”. Además, “el período de garantía de dos años empieza a contar a partir de la fecha de recepción del producto”.
En el plazo de un año
Si el defecto ha sido detectado en el plazo de un año a partir de que se hizo entrega del producto, “no es necesario demostrar que ya existía en el momento de la entrega. Se supone que existía, a menos que el vendedor pueda demostrar lo contrario”. Así, en algunos países que conforman la Unión Europea este periodo para la inversión de la carga de prueba es de dos años, aunque se deja claro que “estas normas no cubren los productos que han sido adquiridos a particulares”.
Pero la garantía también puede venir dada por la tienda o el fabricante, que puede ofrecer “una garantía comercial adicional, conocida como garantía comercial, que puede proporcionar una mejor protección”. Esta no puede nunca anular o reducir los derechos que corresponden al consumidor “con arreglo a la garantía mínima de dos años”.
En definitiva, “las condiciones deben establecerse claramente en la declaración de garantía comercial. Si son menos ventajosas que cualquier condición que haya sido anunciada, deben aplicarse las más ventajosas”.
También con los productos de segunda mano
Esta normativa no sólo sirve para los productos ‘originales’, por la misma también se rigen los que han sido adquiridos de segunda mano. La ley dice que estos “de segunda mano que compras a un vendedor profesional también están cubiertos por la garantía mínima de dos años” y añade que “en determinados países de la Unión Europea se puede acordar con el vendedor un periodo de garantía de menos de dos años, pero nunca inferior a un año”. Esto último debería “quedar claro” en el momento de la compra para ambas partes.
Por tanto, todos podemos realizar la compra de un producto, siempre en un entorno seguro, sabiendo que la normativa está de nuestro lado y que si un producto no cumple con lo establecido puede ser cambiado aunque hayan pasado 30 días.