Muchos no lo sabrán, pero en ocasiones lo que están haciendo es procrastinar el momento de ir a dormir. Es decir, “es el acto voluntario de postergar o retrasar la hora de acostarse sin que haya detrás una razón práctica que lo justifique”, comenta la doctora Irene Rubio Bollinger, especialista en Neurofisiología Clínica y coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur. Además, añade, “en casos extremos se retrasa el momento de ir a dormir aun estando cansados”.
La recomendación de los expertos, no irse a dormir más allá de las 22:30 horas y seguir un proceso previo antes de ir a la cama en el que no debe haber nada de pantallas, hay que bajar el ritmo y preparar el organismo para dormir.
¿Por qué se retrasa el ir a la cama?
Hay días en los que no hay tiempo para todo, las 24 horas no son suficientes para hacer lo que hay que hacer de manera obligada y menos si se incluye alguna actividad de ocio. Este es uno de los motivos por los que se alarga la jornada más de lo que se debe.
De acuerdo con la doctora Bollinger, “hay estudios que alerta de que cuantas menos cosas placenteras pueda hacer una persona durante el día, más probable es que intente recuperar ese tiempo por la noche”. Esto lo que conlleva es que las personas “que más riesgo tienen de procrastinar el sueño son aquellas que no tienen mucho control sobre su actividad durante el día y rechazan acostarse pronto para ganar cierta sensación de libertad durante las horas nocturnas”.
El sueño no se negocia
No hay dudas, innegociable. Una persona, para estar bien al día siguiente, debe dormir entre siete y nueve horas. Pero si se queda despierto más de lo que debería está robando horas a su descanso, lo que le perjudicará al día siguiente. De acuerdo con Bollinger, “las personas que procrastinan el momento de ir a dormir acusan, en general, mayor cansancio y somnolencia durante el día” y esto se traduce “en menor efectividad y eficiencia, afectando también a las emociones y al humor”.
Además, no suele darse un caso aislado un día y esto hace que el procrastinar el sueño se convierta en un círculo vicioso porque “cuanto peor se sienta la persona durante el día y menos rinda, más ganas tendrá por la noche de compensar este tiempo mal empleado con tiempo para sí misma y dedicarlo a otras cosas”.
El descanso es prioritario
Si no se puede hacer todo, no pasa nada. Hay que parar e ir a dormir cuando toca, no incrementar la deuda de sueño. No hay que olvidar que “el descanso es una prioridad que aporta más energía y eficacia y permite estar de mejor humor durante el día”, destaca la especialista en Neurofisiología Clínica. Añade incide en que “mantener un horario regular a la hora de ir a dormir y levantarse es crucial para mantenerse bien y activo durante el día”.
¿Cómo acabar con el procrastinar?
Hay que tener claro que el día no da para todo y que durante el tiempo que tenemos hay que compaginar las obligaciones laborales y las domésticas. Además, “hay que reservar algo de tiempo” para cada uno de nosotros y debe ser, preferiblemente, durante la tarde pero sin invadir el tiempo de sueño.
Un consejo importante, “poner una alarma una hora antes de acostarse” que nos recuerde que se debe empezar a hacer “la rutina del sueño, bajando el ritmo y dedicando el tiempo a actividades relajantes y placenteras que ayuden a preparar el organismo para dormir”.
También es clave dejar las pantallas a un lado y utilizar “usar luces tenues, hacer algo relajante como darse una ducha caliente y practicar la respiración profunda”.