Si convives con un gato, seguro que te has fijado en ciertos comportamientos que tiene o ruidos que hace y te preguntas qué significan exactamente, como por ejemplo cuando tú te levantas del lugar en el que te encontrabas sentado, te vas, pero a la que vuelves ves que ha conquistado tu sitio, como diciendo “el que se fue a Sevilla perdió su silla”. Y no, esto no implica que quiera “robarte” el sofá o la cama, ni siquiera el protagonismo, sino que responde a un comportamiento que va más allá de la comodidad o el confort y es que quiere sentirse cerca de ti (lo sabemos, se te ha derretido un poquito el corazón, ¿verdad?).
Todo esto pasa porque cuando tu gato se instala en el sitio que acabas de dejar lo que busca es el olor que has depositado en él, además de que esa zona conserva tu temperatura. Estos dos componentes funcionan para tu minino como una especie de ancla emocional, una forma silenciosa (pero muy bonita) de conexión, ya que sin ningún maullido o ruido te está haciendo saber que se siente seguro contigo a pesar de que no estés.
Tu gato como experto en territorios seguros
Los felinos, aunque domesticados, siguen guiándose por instintos que vienen de muy lejos, y uno de ellos es el territorial. Y es que dentro de casa, cada rincón que forma parte de su mundo está cargado de información sensorial por lo que cuando te sientas, dejas una impronta olfativa en ese lugar, una señal invisible que el gato percibe con una intensidad que para nosotros es impensable.
Así que, en cuanto te levantas, tu gato lo detecta y no duda, ya que ese sitio está validado por ti y, por tanto, es seguro. Si a eso le sumamos que está templado y blandito, no hace falta mucho más para que lo convierta en su nuevo punto de descanso y le da un poco igual que ahora tú quieras volver a él.
Pero hay algo aún más bonito detrás de todo esto, y es que al tumbarse sobre ese lugar, tu gato también está mezclando su olor con el tuyo frotándose, amasando o simplemente descansando. Así, no solo reafirma que ese territorio le pertenece, sino que te incluye a ti en él, por lo que podríamos decir (poniéndonos un poco románticos) que, en ese lenguaje tan suyo que no necesita palabras, nos está comunicando un “estamos juntos en esto”, pero en versión felina.
No te imita, te acompaña
Muchos interpretan este comportamiento como una simple manía, algo propio de gatos caprichosos pero, si nos detenemos a observar, veremos que hay una constancia afectiva en esos gestos, ya que el gato no se sienta en tu sitio por casualidad, sino porque quiere prolongar tu presencia. Especialmente si eres su persona de referencia en el hogar.
Para los gatos, el vínculo con sus humanos no siempre se expresa de forma directa, ya que no todos son muy mimosos y no se suben al regazo o buscan caricias constantes. Algunos prefieren estos acercamientos indirectos pero constantes, entre los que podemos encontrar el que ya hemos mencionado de ocupar el lugar que más usas, pero también el seguirte por la casa o dormir sobre tu ropa, algo que quizás nos puede molestar un poco (sobre todo si la acabamos de doblar o lavar) pero que para ellos es algo demasiado especial.
Si este es tu caso y quieres que tu minino no tenga esa costumbre, no te enfades con él ya que no lo va a entender, así que no le grites o le regañes, pero sí dale otras opciones que también le puedan gustar para poder acurrucarse, tales como dejar una prenda que hayamos usado en su camita o poner su manta en un sitio donde suela haber luz natural.