La Inteligencia Artificial (IA) está instalada ya en la sociedad y prueba de ello es que ha llegado también a las aulas. Y esto ha generado expectativas y controversia. Mientras en algunos centros educativos se ha optado por prohibir herramientas como ChatGPT, en otros empieza a explorar todo el potencial educativo que puede tener. Una de las personas cuya posición está más la última opción es Conchita Díaz, responsable de formación en IA en Google. Para ella, “si prohíbes la IA en clase, el alumno la usará para hacer los deberes con ella. Enséñale a usarla para debatir con ella, para aprender”.
Díaz, que es ingeniera en telecomunicaciones, cree que todos los educadores debería tener formación en IA, porque bien utilizada “puede ayudar al desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes de una manera exponencial”.
No hay magia detrás de la Inteligencia Artificial
Díaz, en una charla en el canal Clau, quiero ser ingeniera, tiró abajo muchos de los mitos que hay sobre la IA, uno de ellos que la gente “cree que detrás hay magia o cosas raras, nada de eso. La IA simplemente aprende patrones en los datos, igual que los humanos aprendemos por experiencia”.
Para que se pueda comprender mejor, se recurre a un ejemplo sencillo: “Un bebé aprende lo que es un perro porque todos a su alrededor lo llaman perro. Cada vez que lo ve, su cerebro refuerza ese patrón. Con la IA ocurre igual: si le enseñas millones de imágenes de perros o de gatos, aprenderá qué los diferencia”.
Es esta capacidad de detectar patrones lo que está revolucionando la ciencia: “Gracias a la IA hoy somos capaces de analizar radiografías, predecir enfermedades, crear enzimas que destruyen plásticos o incluso descifrar los cantos de las ballenas para evitar colisiones con barcos”, explica la responsable de formación en IA de Google.
Beneficiosa para los profesionales
Díaz está segura de que la tecnología, en este caso la IA, no deshumaniza, lo que puede hacer es devolveré tiempo y empatía a profesionales que están saturados de trabajo: “Si un médico automatiza la parte administrativa, podrá mirarte a los ojos y preguntarte cómo te sientes. Y si un profesor automatiza ejercicios o correcciones, tendrá más tiempo para motivar al alumno”.
Por tanto, es de la opinión de que la IA no viene para sustituir a las personas y sí a liberar tiempo para otras tareas que requieren sensibilidad: “Usémosla para que el médico cure y el profesor enseñe, no para reemplazarlos”. Y es que, el vetar la IA en las aulas no hace que el alumno deje de usarla porque “lo hace a escondidas y mal, sin aprender nada”.
Conocerla a fondo para un mayor provecho
Para Díaz habría que proponer enseñar desde el principio cómo poder sacar provecho de la IA para que “el estudiante le pida que le genere nuevos ejercicios, que debata con ella, que contraste respuestas. Solo así se fomenta el pensamiento crítico”. Además, considera la experta que eta democratización puede reducir las desigualdades ya que el que “antes tenía dinero podía pagar un profesor particular” y ahora cualquier alumno puede tener “un tutor en casa personalizado” que le ayude a aprender lo que supone “un cambio social enorme”.
Para Díaz, las carreras técnicas deberían incluir habilidades humanas ya que “no basta con saber álgebra o programación. Hay que enseñar empatía, liderazgo y trabajo en equipo. La IA puede ayudarnos a meter más humanidades dentro de la tecnología” y añade que “no sustituye la inteligencia humana, la amplifica”.
Al final, su mensaje es optimista y cree que si se usa de la forma correcta, la IA “nos hará más humanos, no menos”.