Ni avales ni intereses bajos: este es el motivo por el que nunca deberías pedir un préstamo después de esta edad

Cuando uno se jubila, su vida cambia por completo en el día a día. Ahora se puede dedicar a otras cosas, centrase en otras metas y buscar nuevos alicientes. En ocasiones, esto se traduce en viajar, comprar un coche o una casa para pasar largos periodos. Pero aquellas personas que han dado el paso hacia la jubilación deben tener en cuenta diversos factores, uno de ellos el de firmar un crédito. Así, Céline Garrot, banquera francesa, alerta que endeudarse a edades avanzadas puede poner contra las cuerdas tanto al prestatario como a sus futuros herederos. Para ella, endeudarse a partir de los 65 años implica mucho peligro.

Puede verse comprometido el patrimonio familiar

La jubilación libera tiempo, pero no hace lo mismo con el dinero. Así, para costear nuevos proyectos que aparecen, los jubilados recurren al banco. Si nos atenemos a las leyes, no hay edad tope para pedir la ayuda de una entidad financiera y la financiación puede ir más allá de los 80 años.

Sin embargo, cuanto más edad, más cuidadoso se debe ser. Y es que el préstamo pasa a integrarse en el caudal hereditario si no está asegurado. Esto quiere decir que los hijo de la persona que ha pedido el préstamo podrían heredar la deuda. La pregunta es: ¿merece la pena asumir ese riesgo?

Las condiciones que imponen los bancos a los mayores de 65 años

Desde las entidades financieras no cierran la puerta a las personas jubiladas, pero las exigencias aumentan:

  • Si se establece un seguro de vida, la prima será más alta según la edad.
  • Con un plazo máximo reducido a 10-15 años, la cuota mensual será más alta.
  • Si se avala o se dan garantías extras, se implica a familiares o aporta vivienda.

De esta forma las entidades cubren su riesgo trasladando sobrecostes al cliente. Por tanto, el crédito resulta más caro y exige mayor liquidez mensual. Se podría llegar a comprometer más del 30% de los ingresos.

Recomendaciones prácticas para no poner en peligro la economía familiar

Antes de acudir a una sucursal, hay que tener en cuenta lo siguiente:

  • Definir la necesidad real de financiación: ¿se puede posponer la compra o reducir el importe?
  • Calcular la capacidad de pago con ingresos netos de pensión, incluyendo gastos médicos futuros.
  • Consultar otras alternativas al préstamo tradicional: letras del Tesoro, planes de ahorro o hipoteca inversa.
  • Hablar con la familia para evitar problemas a los futuros herederos.
  • Negociar siempre el seguro de vida, buscando una prima ajustada y cláusulas claras de cobertura.

Los consejos de la experta para pedir un préstamo

Garrot subraya que el préstamo sin seguro adecuado “puede ser imputado a los herederos”. En otras palabras, la deuda se convierte en una carga familiar si el titular fallece. Esto quiere decir que tus hijos podrían renunciar a la herencia o verse obligados a vender bienes para saldarla. Por consiguiente, la recomendación de la banquera francesa es clara: conviene pensar dos veces antes de firmar y si se sigue adelante se debe asegurar el préstamo o reducir el capital para que las cuotas encajen en la pensión. Así, aunque endeudarse después de los 65 años no es ilegal, implica ciertos peligros:

  • El coste se dispara.
  • La salud financiera de la familia puede verse afectada.

Por tanto, hay que actuar con cautela, buscar asesoramiento y sopesar todas las opciones. Al fin y al cabo, la tranquilidad de una persona y la de sus futuros herederos vale más que cualquier viaje o un coche nuevo.