En 2022 se produjo un hito que cambió por completo nuestras vidas en cuanto a la tecnología se refiere. La Inteligencia Artificial (IA) llegó a nuestro día a día y desde entonces la evolución ha sido constante y se prevé que mantenga esta línea. Una de las herramientas más utilizadas es el ChatGPT, que recibe cerca de 500.002.000 de solicitudes diarias, una cifra que deja claro su influencia en la sociedad.
Desde que la IA hizo acto de presencia la hemos incorporado a nuestra realidad como un mecanismo para pedir ayuda en el objetivo de resolver dudas sobre cualquier tipo de cuestión: desde organizar vacaciones, ayuda en el trabajo, estudiar e incluso para hacer los deberes de los más pequeños de la casa.
El acceso es tan fácil que plantea a los padres un desafío a la hora de cómo gestionar su uso, pues está también al alcance de niños y adolescentes. Así, Estela Luna de María, experta en tecnología, aseguró en una entrevista radiofónica en COPE que el control parental en las inteligencias artificiales no sólo es posible, sino que también es necesario: “Se puede, y si tenemos niños, se debe usar”. Y no solo en los más pequeños, también “con adolescentes”.
Entre las razones que da Luna de María para el uso del control parental con los más pequeños está la posibilidad de que la IA “pierda los papeles y diga cosas inadecuadas”, así como impedir que se suban imágenes personales de los menores a la red y, en general, poder filtrar los contenidos a los que accedan.
Así se activa el control parental en ChatGPT
A pesar de que herramientas de IA como ChatGPT, Gemini o Microsoft Copilot no traen consigo el control parental activado, sí incluyen opciones para hacerlo. De acuerdo con Luna de María, el proceso se hace a través de una cuenta de familia.
Cuando se configura la cuenta, el adulto puede vincular los perfiles de sus hijos mediante su correo electrónico o número de teléfono. De esta forma “está ligadas ambas cuentas y el que está ejerciendo de padre puede controlar los mensajes”, asegura la experta en tecnología. Con este sistema los podres pueden decidir si las conversaciones se comparten con los servidores de la IA o se quedan en local.
También es fundamental para “evitar casos de pornografía y de pedofilia” o impedir que los mejores “por desconocimiento o inocencia suban imágenes de sí mismos. Con el control parental activado, estas imágenes pueden ser bloqueadas para que no llegue a circular por la red. Se establece así una especie de “censura” que limita los contenidos inadecuados.
Prohibirlo o supervisarlo: la duda de los padres
Muchos son los padres que se enfrentan a este nuevo reto tecnológico. Gran parte de ello se preguntan si es mejor prohibirlo a un menor usar el ChatGPT o supervisarlo. Para la experta la respuesta es clara: “Es mejor usarlo con la supervisión de los padres”. Y lo argumenta de una forma muy fácil ya que si se prohíbe “lo van a usar por fuera, sin que los padres estén presentes”. Por tanto, lo ideal es acompañarlos durante el proceso, hacerles ver las virtudes y los defectos, así como lanzarles mensajes “para que lo tengan claro”. Uno de esos mensajes es que “el ChatGPT es una máquina, no es una persona, que se equivoca, que comete errores”.
Mirando al futuro, Luna de María cree que llegará un momento en el que será necesaria la verificación de la edad ara usar la IA. No con la intención de prohibir su acceso, sí con la de ofrecer “funcionalidades distintas”, que estén adaptadas a cada franja de edad.