Ni experiencia ni títulos: los reclutadores explican qué detalle al hablar marca la diferencia en una entrevista de trabajo

Si hay algo a lo que todos nos enfrentaremos en algún momento de nuestra vida adulta es a una entrevista de trabajo, por lo que conocer bien qué responder, cómo hacerlo, cómo comportarnos o la estrategia a seguir es un conocimiento que debería estar generalizado y entrenado. Quizás pienses que lo más importante es tu currículum, la lista de títulos o el historial de empresas por las que has pasado, pero estás muy equivocado, ya que lo más peso tiene en la primera impresión es es la capacidad de comunicar con claridad, responder de forma directa y no caer en ese impulso de hablar sin freno para intentar impresionar. Sí, la clave está en cómo hablas, no en cuánto.

Esto es algo que muchos reclutadores han avisado, y es que hablar demasiado y sin foco puede jugar totalmente en tu contra. Muchos candidatos creen que si llenan el silencio con logros, responsabilidades o ejemplos de todas sus etapas profesionales están demostrando entusiasmo y capacidad, en realidad están transmitiendo cosas tan negativas como falta de orden mental, poca reflexión y, sobre todo, ausencia de preparación; porque lo que se busca en una entrevista de trabajo es a alguien alguien que sepa ir al grano, sintetizar y comunicar bien lo que se quiere comunicar.

Por qué hablar demasiado puede arruinar una entrevista de trabajo

En el mundo de los recursos humanos, todo esto se conoce como answer inflation, término que podríamos traducir como “inflación de respuestas”, y se da cuando ante preguntas abiertas y generales como “cuéntame sobre ti” o “cuál ha sido tu mayor logro” (las cuales son tremendamente habituales), el candidato casi parece que vomita las palabras, respondiendo con muchísima información sin filtrar, mezclando fechas, funciones, detalles y hasta anécdotas que no tienen nada que ver. Esto, en una entrevista de trabajo, puede hacer que ya te hayan eliminado mentalmente para la vacante a la que postulas desde el minuto uno.

Y es que, cuando se habla demasiado, lo que de verdad importa, que es por qué esta persona es el perfil que la empresa debería elegir, queda oculto entre todo lo demás, motivo por el que muchos reclutadores priorizan la capacidad de estructurar ideas, priorizar información, comunicar con claridad y saber mostrar el propio valor con ejemplos concretos y relevantes antes que la experiencia o los estudios.

Además, para muchas compañías, especialmente aquellas con ritmos ágiles y equipos reducidos, una persona que no sabe resumir o que divaga demasiado puede resultar un riesgo, por lo que si alguien no puede sintetizar su trayectoria en una entrevista de trabajo, ¿cómo comunicará luego con clientes, compañeros o directivos? ¿Cómo presentará un proyecto? ¿Cómo gestionará una reunión?

Cómo preparar respuestas breves pero potentes para tu entrevista de trabajo

Seguro que después de leer todo esto, estarás dándole vueltas a todas las entrevistas de trabajo que quizás fallaste por esto, pero no te preocupes, porque esta habilidad se puede entrenar, y la clave para ello está en elegir tres ideas clave sobre quién eres profesionalmente y cómo puedes aportar valor al equipo. Uno de los consejos que más repiten los reclutadores es que elijas experiencias concretas que encajen con la vacante a la que aspiras, de tal modo que si postulas para un puesto en atención al cliente, habla de situaciones donde gestionaste quejas con éxito.

También ayuda practicar en voz alta. Contar tu experiencia frente al espejo, grabarte o pedir a alguien que te escuche como si fueras a una entrevista de trabajo real puede darte una visión muy clara de si estás divagando, si repites ideas o si te quedas corto. Si notas que te pierdes, respira, pausa y vuelve a tu idea central.

Otro detalle que enamora a los reclutadores es la capacidad de escuchar. Muchos candidatos creen que una entrevista de trabajo consiste en hablar, pero no: consiste en conversar. Quien sabe escuchar, hace mejores preguntas y adapta sus respuestas a lo que la empresa necesita.

Por último, si durante tu entrevista de trabajo notas que estás dando vueltas, una técnica sencilla es cerrar con una frase que resuma tu valor. Algo tan simple como: “En resumen, lo que puedo aportar es…” y dejar claro tu beneficio diferencial, no tu recorrido histórico.

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