Dos profesiones diferentes que tienen relación y realizan labores similares. Una de ellas, eminentemente de moda y la otra bastante denostada. Dos términos que se entremezclan y confunden en diversas ocasiones. Esto es lo que ocurre con respecto al Coaching y el Trabajo Social.
¿Qué me ocurre al respecto?
En mi experiencia como trabajador social freelance y moviéndome en espacios de negocios, en más de una ocasión el Coaching ha aparecido en escena. Principalmente por dos factores. Bien por cruzarme con este tipo de profesionales. O bien porque más de una vez me dijesen: “a, pero lo que tú haces es como el coaching” (refiriéndose a mis servicios de facilitación de grupos).
Cuándo ocurre lo primero, normalmente no veo a este profesional como una competencia. Al contrario, me suele resultar muy positivo conocer más a fondo que hace y cómo trabajo, puesto que considero que mi labor puede ser complementaria a la suya.
Si se da la segunda situación, tampoco lo reniego aunque me suene generar más discrepancias. A veces pasa que me dicen que lo denomine así (porque la gente lo conoce más), cosa que suelo negar ya que resalto: «yo soy trabajador social, no coach«. No tengo formación al respecto ni es mi base”. Aunque bien es cierto que, en ocasiones, si recurro a mencionarlo como punto de partida, para dejar claro en qué consiste mis servicios. Suelo decir: “algo similar al Coaching, pero…”
Esta es mi realidad más cercana. Pero más de una vez me he encontrado intercambiando opiniones con compañeros de profesión al respecto. Y, sobre todo, sale la preocupación de que el Coaching esté ocupando un espacio profesional nuestro. Así como ciertas críticas al aspecto de la moda y la “titulitis” (que su título tiene más valor que el nuestro).
Ubicando el Coaching
Dicho todo esto, me resulta oportuno poner en situación con respecto al Coaching. Quizá la conocemos, pero considero que, aunque esta profesión que esté bastante de moda, realmente es una gran desconocida en su base.
Así pues, según la Wikipedia, indica lo siguiente sobre el Coaching:
- El coaching (anglicismo que procede del verbo inglés to coach, «entrenar») es un método que consiste en acompañar, instruir y entrenar a una persona o a un grupo de ellas, con el objetivo de conseguir cumplir metas o desarrollar habilidades específicas.
(…) es en el entorno empresarial y personal desde donde se conoce por coaching al proceso interactivo y transparente mediante el cual el coach o entrenador y la persona o grupo implicados en dicho proceso buscan el camino más eficaz para alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos y habilidades
Además, también resulta interesante leer lo que se indica sobre el proceso:
- El entrenador se compromete con su entrenado en una alianza de colaboración, estableciendo unos objetivos concretos y diseñando un plan de acción que les permita alcanzarlos dentro de los plazos establecidos. Este plan fijará una serie de encuentros entre los intervinientes que permitan conseguir la finalidad prevista, acompañado de otro conjunto de actividades destinadas a mejorar aspectos concretos de la persona en entrenamiento.
- Para la efectividad del coaching influye el tipo de relación que se establezca y se requiere que esté basada en la confianza entre ambos participantes, de este modo el entrenador puede ser, no solo un director del entrenamiento de coachee, sino también un consultor que le ayude a innovar en los procedimientos.
Sobre esta relación de profesiones
Partiendo de lo comentado anteriormente, ahora cabe analizar la relación entre ambas profesiones. Así como los puntos en común y las diferencias. Quizá ya habéis vislumbrado algunas, pero yo resalto 4 aspectos que, para mí, son más significativos:
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El Coaching sigue ciertas metodologías y utiliza técnicas concretas. Algunas son diferentes y otras en común al Trabajo Social. Ahora, como hay muchos Coach que, además, son psicólogos o trabajadores sociales, al final se mezclan recursos de ambas.
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Ambos trabajos buscan el mismo objetivo, si tenemos en cuenta el trabajo con la persona. Aunque bien es cierto que al Coaching se parece más a la psicología que al Trabajo Social, ya que esta segunda también pone el foco en grupo y comunidad.
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En ambas, la intervención trabaja con las capacidades de la persona, situándole como actor del propio cambio. Ahora bien, el Trabajo Social cuenta con poder utilizar otros recursos, como la red comunitaria, recursos económicos (de derechos existentes), recursos materiales de proyectos o programas… Es decir, un coach nunca podrá utilizar solicitar una RMI o un acceso a una vivienda (para mujer víctima de violencia de género, por ejemplo). En todo caso puede guiarle para que tome la decisión de acudir a Servicios Sociales.
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La visión del trabajador social es más periférica en cuanto a la transformación, incluyendo no solo el aspecto del individuo, sino los posibles cambios sociales, en otros espacios, que resultan también necesarios.
Lo optimo: construir juntos y confluir
Llegados a este punto, cabe concluir con ciertos aspectos que me resultan interesantes, encaminados a que ambas profesiones confluyan y se nutran la una a la otra. Y es que yo confío plenamente en las grandes posibilidades de crear sinergias que generen soluciones e intervenciones mucho más efectivas y eficientes. En definitiva, apuesto por construir juntos en vez de enfrentados.
Así, creo oportuno que construyamos juntos. Si el coach es además trabajador social, eso que tendrá ganado para este aspecto. Pero si no, hemos de tener una apertura de miras, y resaltar cuál es el valor añadido que podemos aportar desde el Trabajo Social. Actuando de esta manera, además, conseguiremos posicionarnos más y mejor profesionalmente.
Por último, añado una aportación de terminología que facilite esta construcción. Y es que tengo un término que considero engloba a coachs y trabajadores sociales (incluso psicólogos o educadores sociales) que realizan esta tarea con estas metodologías comentadas: FACILITADOR. Porque, al fin y al cabo, lo que hacemos es facilitar un proceso de cambio (individual, grupal o comunitario).