Es normal que nuestro gato cambie ciertos comportamientos cuando llega el verano, muchas veces derivado del calor que está haciendo (hasta a nosotros, los seres humanos, nos pasa), aunque hay algunos de ellos que no debemos pasar por alto, tales como rechazar de pleno la comida, encontrarse excesivamente adormilado o jadear, algo que es más típico de los perros. En este punto, los veterinarios avisan que, aunque pueda parecer algo sin importancia, esos síntomas se encuentran muy relacionados con las altas temperaturas, la deshidratación o, incluso, un golpe de calor.
Es común que en esta fechas, nuestro felino coma algo menos y duerma mucho más, pero si a eso le sumamos vómitos, diarrea, o apatía excesiva, podemos estar ante algo más preocupante. De hecho, los especialistas insisten en vigilar especialmente el comportamiento del gato durante el verano, ya que estos felinos tienden a disimular malestares hasta que son graves.
Por eso, es muy importante prestar atención a las señales que tu gato te manda, para actuar a tiempo y evitar complicaciones que pueden poner en riesgo su salud; por lo que en este artículo te vamos a contar exactamente qué síntomas hay que vigilar más, qué los causa y qué podemos hacer para que nuestro felino pase la época más calurosa del año de la mejor forma posible.
¿Por qué cambia el comportamiento de tu gato en verano?
Como ya te hemos adelantado al principio de este artículo, el hecho de que nuestro gato coma algo menos cuando las temperaturas suben es normal, ya que su metabolismo no necesita gastar tanta energía para mantener la temperatura corporal como ocurre en invierno. Es por ello que el organismo de nuestra mascota se adapta y baja el consumo de alimento, cosa que se puede extrapolar a otras muchas especies de animales, por lo que si nuestro gato come menos, pero aún así mantiene su peso, su hidratación y sigue activo, esto en principio no sería un motivo de alarma.
A pesar de esto, es importante que estemos atentos a otros signos relacionado con la comida, como puede ser el caso de que no coma en más de 24 horas, de que jadee sin parar o que se esconda continuamente, ya que podría llegar a ser una muestra de que está sufriendo algún problema en su salud relacionado con el calor. Tenemos que tener en cuenta el propio cambio de rutina que nosotros les generamos, ya que en verano solemos abrir las ventanas, hay más ruido fuera, más movimiento de personas dentro de la casa… todo esto, sumado al aumento de las temperaturas, les genera cierto estrés, lo cual desemboca en que nuestro cambie su comportamiento.
No te olvides que estos animales son muy sensibles a los cambios de entorno, de olores e incluso de horarios, por lo que si bien algo que antes tardaba minutos en devorar, puede que en verano ya no le parezca tan apetecible, ya que este puede alterarse tanto en olor como en forma debido al calor.
Cómo puedes proteger la salud de tu gato en verano
Uno de los primeros consejos que nos va a dar nuestro veterinario es que mantengamos a nuestro gato bien hidratado, por lo que es recomendable que coloquemos varios bebederos con agua fresca en distintas zonas de la casa y cambiarlos cada ciertas horas. También puedes hacerte con una fuente de agua, ya que estas les resultan muy atractivas por el movimiento y por el ruido que hacen.
Otro consejo es que evites ponerle la comida en las horas más calurosas del día, ya que es mejor que se la ofrezcas cuando bajan las temperaturas, como por ejemplo a primera hora de la mañana o por la noche y, en caso de que le des comida húmeda a tu felino, retirar lo que no se haya comido después de un par de horas para evitar fermentaciones.
Si notas que tu gato pierde el interés por la comida, prueba a enfriarla ligeramente en la nevera, pero sin que llegue a estar demasiado fría, ya que le puede resultar mucho más apetecible. También conviene vigilar su peso y ver si, de repente, ha adelgazado mucho, lo que podría hacer que tengas que acudir inmediatamente al veterinario.