Hay veces que estamos manteniendo una conversación con otra persona y, de repente, esta desvía la mirada hacia otro lado, algo que en ciertas ocasiones puede hacernos pensar que se nos está mintiendo, que no le interesa lo que les decimos o que se encuentra incómoda con nosotros o en esa situación. Pero aunque muchos nos pongamos en lo peor en estos casos, la psicología ya ha confirmado que este gesto no siempre tiene que ser algo negativo como la mentira o la timidez, sino que depende del contexto y la persona con la que nos encontremos interactuando.
Y es que a veces, desviar la mirada puede ser un signo de reflexión, respeto o incluso de autocontrol emocional, algo que ya han explicado los expertos en comunicación no verbal, diciendo que mantener el contacto visual transmite atención y confianza, pero que apartar los ojos no siempre es algo malo, ya que en algunas ocasiones, la gente desvía la mirada porque necesita procesar la información, recordar un dato o incluso protegerse de una situación emocionalmente intensa.
Por qué alguien desvía la mirada y por qué no siempre es algo negativo
Aunque le demos mucha importancia más a la palabra hablada, no debemos pasar desapercibida a la comunicación no verbal y relegarla a un segundo plano, sobre todo cuando estamos conversando con alguien, ya que los gestos nos dan también muchísima información. Esto hace que, cuando alguien desvía la mirada en medio de una charla, pueda significar más de lo que creemos en un principio.
Lo primero que se nos ocurre es que puede ser timidez o inseguridad, algo que es verdad en determinadas circunstancias, como por ejemplo cuando se habla con alguien a quien se admira o se respeta, ya que tendemos a evitar el contacto visual para reducir la presión social que sentimos en esos momentos.
También puede ser, tal y como ya hemos avanzado, que esa persona esté procesando cierta información que le estamos dando, tanto para recordar como para reflexionar sobre una idea, ya que apartar la mirada nos ayuda mucho a concentrarnos y a poder responder de manera más precisa.
También puede tratarse de una evasión emocional, sobre todo en casos en los que una conversación toca temas delicados, como la culpa, la vergüenza, el miedo,… apartar los ojos es un mecanismo de autoprotección. La persona desvía la mirada para no mostrar vulnerabilidad o evitar que la intensidad emocional sea visible.
El papel del contexto y las diferencias culturales
Aparte de todo lo anterior, la psicología ya ha dejado claro que el hecho de que una persona desvíe la mirada en una conversación no se debe interpretar como un gesto aislado, ya que debemos ver un poco más allá. Por ejemplo, si nuestro interlocutor hace eso, pero además cruza los brazos y se pone serio, puede ser que esté en desacuerdo; mientras que si sonríe y su postura está relajada, quizás esté pensando.
A todo esto, por si fuera poco, debemos sumarle las diferencias culturales que hay. Un ejemplo muy claro de ello es que, si bien el contacto visual prolongado en las sociedades occidentales se asocia con sinceridad y atención, en las culturas asiáticas si se desvía la mirada puede significar un signo de respeto y humildad, más asociado con la cortesía que con la mala educación o malas intenciones.
Incluso hay condiciones neurodiversas en las que el contacto visual es difícil de sostener, como es el caso de muchas personas en el espectro autista, ya que mirar directamente a los ojos puede resultar abrumador. En su caso, que alguien desvía la mirada no tiene nada que ver con la falta de interés, sino con su manera de gestionar la interacción social.