Nuria Roure, psicóloga: “Nuestros adolescentes deberían estar durmiendo unas nueve horas nocturnas”

Los especialistas vuelven a avisar de la importancia que merece el sueño, algo que durante muchos años no se la ha dado ya que se ha considerado que dormir era una pérdida de tiempo. Por desgracia, todavía hay algunos mandos directivos importantes e influencers que presumen de su poco descanso. Quizá no sepan que eso es una de las causas de enfermedades como el Alzheimer y la demencia. Para Nuria Roure, psicóloga experta en trastornos del sueño, “debemos darle la misma importancia, si no más, que la que se le da al ejercicio, la nutrición o el equilibrio emocional”.

Roure es una de las voces más importantes cuando se trata del tema de dormir, acción que parece que se ha convertido en un lujo según las últimas estadísticas de la Sociedad Española del Sueño. Las mismas dicen que descansamos una media de entre seis horas y seis horas y media diarias, lejos de las siete u ocho que se recomiendan.

Las consecuencias que tiene para los adolescentes el dormir mal

El problema cada vez empieza antes. Según los expertos, los adolescentes se acuestan tarde y se levantan temprano, acumulando una deuda de sueño que tiene consecuencias directas sobre su salud y rendimiento académico. El ritmo acelerado de vida, los horarios laborales extensos y el uso de pantallas hasta altas horas ha consolidado una tendencia peligrosa.

La privación de sueño aumenta el riesgo de enfermedad el riesgo de enfermedad cardiovascular, altera el normal funcionamiento del sistema inmunológico, impide la fijación de los recuerdos (el sueño y la memoria tienen una relación directa) y la limpieza del cerebro y acelera el deterioro cognitivo. Recientemente, Nuria Roure alertó sobre los graves riesgos de dormir sólo cuatro horas una noche: “Las personas que se han pasado más de 20 horas despiertas presentan un nivel de atención y concentración similar al de quien ha consumido unas seis cervezas”. Los efectos de dormir cuatro horas:

  • Impacto en la función cognitiva. La falta de sueño afecta la capacidad de concentración, la toma de decisiones y la memoria.
  • Riesgos para la salud. La privación de sueño a lo largo plazo está relacionada con un mayor riesgo de hipertensión, diabetes, obesidad y enfermedades cardíacas.
  • Sistema inmunitario debilitado. No dormir lo suficiente debilita el sistema inmunológico, haciendo más propenso a enfermarse.

Un deterioro cognitivo que no sólo se traduce en una menor capacidad de reacción o en dificultades para tomar decisiones, también aumenta el riesgo de accidentes laborales o de tráfico.

El sistema educativo no ayuda a los jóvenes

El descanso es clave, es una de las facetas más importantes en el día a día de cualquier persona, como se dice desde la Sociedad Española del Sueño: “Necesitamos dormir para que nuestros órganos funcionen de forma adecuada y se produzcan todos los procesos de regulación biológica de nuestro cuerpo”. Por ello, Roure insiste en la importancia de una cultura del descanso que todavía no se ha incorporado plenamente a nuestras rutinas y sostiene que “nuestros adolescentes deberían estar durmiendo unas nueve horas nocturnas”. Para la experta, el sistema educativo tampoco ayuda, pues priva a los jóvenes de un sueño vital para el desarrollo neurológico y emocional.

Para la doctora, dormir es una necesidad biológica esencial y no es sólo cuestión de bienestar, también es una inversión en salud y productividad. Entre las pautas para dormir bien están:

  • Rutina: hay que mantener unos horarios estables similares a los que hacemos para comer y asearnos.
  • Estimulantes: hay que evitar bebidas con cafeína a partir de las cuatro de la tarde, así como cenas copiosas.
  • Preocupaciones: no es fácil, pero hay que intentar resolver las inquietudes antes de ir a dormir.
  • Dispositivos móviles: la luz blanca de las pantallas del móvil activa el cerebro y evita que mande señales al cuerpo para dormir.

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